Por: Antonio Gaytán

• Doña María levantó su jacal en la colonia San Carlos y dio un hogar a sus nietas

A causa de la pandemia de COVID-19, muchas personas perdieron su trabajo y sus familias no tenían para comer, es el caso uno de los hogares de la colonia San Carlos en la ciudad de Durango, donde platicamos con la señora Luz Clara Gurrola Ceniceros, durante una visita a zonas marginadas por parte del gobierno estatal para la entrega de apoyos.

“A veces batallamos, pero salimos adelante como podemos, hay días que no hay para comer, como en semanas pasada que hubo eso de la pandemia no había casi trabajo”, expresó.

Es en la calle San Pablo, donde vive Clara con su esposo y su hija junto con su abuelita, María Dolores Zapata (dueña de la vivienda) y otras tres personas, entre ellas una niña discapacitada; su alimentación son frijoles, huevo y tortilla; algunas veces algo de leche.

Doña María Dolores llegó a la colonia San Carlos hace seis años y levantó su jacal en medio del monte, no había ningún servicio básico, primero llegó la energía eléctrica, después el agua potable y hace poco el drenaje; todavía no hay pavimento y banquetas.

La abuelita abrió las puertas de su humilde vivienda a sus nietas donde juntas sufren de hacinamiento y unidas luchan por salir adelante, “poco a poco” nos compartieron.

Con el apoyo de los programas sociales del gobierno de José Aispuro le construyeron un cuarto de material, luego otro y un baño, este fin de semana le regalaron un boiler solar.

Su cocina sigue siendo de material frágil (madera), con piso de tierra y cocina en una estufa de leña, tiene una parrilla de gas pero no hay dinero para llenar el tanque de 5 kilos.

A pesar de la pobreza, se trata de un hogar donde se percibe cariño, hay una sonrisa en su rostro y amabilidad en el trato a las demás personas, son tiempos difíciles pero tienen fe de salir adelante.

• Datos de empleo a nivel nacional durante la pandemia: de finales de febrero a junio de este año, el aislamiento por COVID-19 dejó a más de un millón de personas sin trabajo, el 84% eran empleados que no ganaban más de dos salarios mínimos; es decir, la perdida de trabajo afectó a los que menos ganaban, a los que menos tienen, según cifras del IMSS.

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