Con tan solo 22 años, José Ángel Solís ha encontrado en la fe una oportunidad de transformación. Este año, interpretó a Jesús en el tradicional viacrucis del Templo de los Ángeles, en Durango, y su preparación fue tan profunda como el papel que representó.

José Ángel relató que su proceso comenzó desde lo espiritual. “Me preparé de varias formas, principalmente acercándome a la iglesia, participando en las actividades del templo, asistiendo a misa y orando frente al Santísimo”, compartió. La conexión espiritual fue la base de su preparación, buscando no solo representar, sino también vivir el papel con autenticidad.

Preparación espiritual y emocional para el viacrucis

Más allá de la preparación física, como hacer ejercicio para resistir mejor el recorrido del viacrucis, José Ángel trabajó profundamente su mundo interior. “Emocionalmente me enfoqué en la humildad y la empatía. Quería estar listo para representar con dignidad y respeto a Jesús, encajar con ese papel y hacer una buena representación”, explicó.

El año pasado, su participación fue como uno de los ladrones. “Fue una experiencia que me permitió probar, sentir el ambiente, y prepararme para algo más grande”, añadió.

José Ángel Solís deja adicciones para encarnar a Jesús

El compromiso con este papel también lo llevó a tomar decisiones personales importantes. “Hace un mes y medio dejé todo lo que pudiera alejarme de esta misión, empecé por el cigarro y traté de dejar otras adicciones. Tuve un momento difícil, sentía que no estaba listo, que no era digno”, confesó.

Sin embargo, el joven comprendió que su papel no era solo actoral, sino espiritual. “Me di cuenta de que soy un vehículo para evangelizar, que no se trata de parecerme a Jesús físicamente, sino de llevar su mensaje con el corazón”, expresó con convicción.

El testimonio de José Ángel es una muestra de cómo la fe puede ser motor de cambio, inspiración y crecimiento personal. En este viacrucis, su transformación fue tan real como su interpretación.

Por: Mónica Haro