Maricela Martínez tiene 35 años y es madre de un pequeño de tan solo 4 años, mismo que actualmente recibe terapias de lenguaje. Ella no cuenta con grandes recursos económicos, pero sí con una fuerza inmensa que la impulsa a salir cada día a las calles de Durango, vendiendo dulces con la esperanza de reunir el dinero necesario para continuar con las terapias de su hijo.

El esfuerzo de Maricela no se limita solo a trabajar largas horas bajo el sol o el frío. También lucha contra el cansancio, la preocupación constante y las dificultades económicas que muchas veces parecen no dar tregua. Pero a pesar de todo, ella no se rinde. Cada dulce que vende representa una parte del amor que siente por su hijo, una muestra de la esperanza que lleva en el corazón.

La historia de Maricela es una llamada a la conciencia de todos nosotros. Muchas veces pasamos junto a personas como ella sin saber el esfuerzo titánico que hacen por sus familias. Hoy, Maricela necesita de nuestra solidaridad. Ya sea comprándole un dulce, compartiendo su historia o brindándole apoyo de alguna manera, cada gesto suma.

Si ves a Maricela por las calles de Durango, no dudes en acercarte. Ayudarla es también ayudar a su pequeño a tener un mejor futuro.

Porque una madre que lo da todo por su hijo merece que el mundo le tienda la mano. Que la empatía y la solidaridad hablen más fuerte que la indiferencia.

Por: Víctor Salas