«Aunque el Gobierno federal diga que la educación ya es una actividad esencial y que a pesar de estar en semáforo rojo las clases serán presenciales, a partir del 30 de agosto; al final los padres de familia serán los que decidan si llevan a sus hijos o no, priorizando la salud de sus hijos», indicó la presidenta de la comisión de Educación, Rosa María Ascencio Orrante.
«Sabemos que los contagios COVID-19 aumentan cada día, y la escuela no es el problema; el verdadero problema es la movilidad y por ello considero que retomar las clases presenciales es un riesgo. También es importante valorar que falta todavía un tiempo para el regreso a educación básica, y habrá que valorar las condiciones de salud que existan», resaltó.
Consideró que las autoridades federales se adelantan al hacer este tipo de declaraciones, lo cual es muy riesgoso e incluso irresponsable.
La regidora panista, apuntó que sí es necesario retomar la educación presencial, sobre todo, por la socialización que deben tener los niños; y agregó, que no tiene sentido que desde ahorita, la federación salga a decir que aun con semáforo rojo, el regreso a las aulas será el 30 de agosto.
Asimismo, reiteró que el regreso a clases presenciales es voluntario, de tal manera que incluso los padres de familia pueden determinar no llevar a sus hijos, si consideran que ponen en riesgo la salud y la vida de sus niños.
“Creo que si los padres dicen que el niño no va, el regreso presencial que exige la federación será un fracaso. Sin duda mucho padres pensarán que les interesa más la vida de su hijo que las clases”, concluyó.