Son múltiples los factores por los que una persona puede ser víctima de suicidio, pero en Durango se ha identificado algunos recurrentes, como el consumo de cristal y la pobreza.
Estos riesgos se sumaron a los problemas ocasionados por la pandemia, los cuales también se convirtieron en factores detonantes de la conducta suicida.
Juan Manuel González, colaborador en el Instituto de Salud Mental del estado de Durango (ISMED), informó que los factores detonantes comunes en Durango son la prevalencia de enfermedades mentales, sobre todo las que no se tratan; así como consumo de alcohol, marihuana y cristal.
«Aquí en Durango tenemos un gran problema con el uso de sustancias, particularmente el cristal», alertó.
Sin embargo, al ser el suicidio, una consecuencia de diversas situaciones, pidió destacar que «no está causado directamente por una cosa».
Indicó esto, luego de ser cuestionado sobre cuánto puede aumentar el suicidio en medio de la pandemia.
«Puede haber algunos incrementos, pero no es una causa-efecto», indicó. Como Grupo Garza Limón le informó, el suicidio ha presentado un aumento de más de 40 por ciento este año, con relación al 2020.
Un comportamiento que podría derivarse de los cada vez más riesgos a los que se enfrentan las personas, sobre todo quienes son más vulnerables.
La estadística muestra que los adolescentes y jóvenes son el grupo más afectado por el suicidio. «Son más vulnerables por muchas características propias de la edad, sobre todo los adolescentes», indicó el psiquiatra. Destacó que, el confinamiento y el cambio de rutina, son aspectos que impactan en la salud mental.
Si bien, no se puede hacer una estimación respecto al aumento del suicidio por la pandemia, si se puede identificar cuáles son los problemas que empeoran la salud mental de los duranguenses. Como se mencionó anteriormente, uno es el consumo de drogas, la más usada aquí es la metanfetamina o cristal.
Otro factor es la pobreza. El médico afirmó que, «existe una gran cantidad de personas con cuestiones económicas importantes, no les alcanza para vivir, tienen muy pocos recursos para vivir».
En Durango, el comercio informal, es una de las principales fuentes de ingresos, por lo que al no poder salir a vender, muchas familias comenzaron a tener graves problemas económicos, refirió.
En medio de la crisis económica, se presenta otro riesgo, se trata del temor a enfermar de COVID-19, ya que «es muy caro», comentó el doctor.
Recordó una lectura en la que se indicaban que podías gastar entre 30 y 40 mil pesos, para tratar la enfermedad. Así que muchas personas, sobre todo desempleadas, temen enfermar y no tener dinero para tratarse.
A la par de la pobreza y el confinamiento, surgió otro detonante: la violencia intrafamiliar.
De esta manera, los duranguenses se enfrentan a una serie de problemas, que han provocado un aumento del suicidio, en contraste con el año pasado.
A la pobreza, la violencia, las adicciones, se suman la pérdida de seres queridos fallecidos por la COVID-19.