Los terrenos baldíos en la ciudad de Durango representan un problema ambiental y de salud pública. Muchos de estos espacios sin uso se han convertido en basureros clandestinos, donde la gente arroja desechos de todo tipo, desde plástico, botellas y pañales hasta restos de animales muertos. Esta acumulación de residuos no solo afecta la imagen urbana, sino que también genera focos de infección y favorece la proliferación de plagas como ratas e insectos.

Terrenos baldíos en Durango: un problema creciente

En diversas zonas de la ciudad, los terrenos baldíos se han convertido en puntos de acumulación de basura. La falta de vigilancia y el escaso mantenimiento han permitido que estos lugares sean utilizados como depósitos ilegales de residuos, lo que contribuye a la contaminación y pone en riesgo la salud de los habitantes.

Algunas de las consecuencias más graves de esta problemática incluyen:

Malos olores y riesgo de enfermedades por descomposición de residuos.

Presencia de plagas y animales que pueden transmitir infecciones.

Afectaciones al suelo y contaminación del agua por filtración de desechos.

Impacto de la basura en la contaminación ambiental

La acumulación de basura en los terrenos baldíos no solo afecta el entorno inmediato, sino que también contribuye al deterioro ambiental en general. El plástico y otros residuos tardan años en degradarse, generando un impacto negativo en la flora y fauna de la zona.

Para combatir esta situación, es fundamental que las autoridades implementen estrategias como:

Sanciones para quienes arrojen desechos en estos espacios.

Programas de limpieza y recuperación de terrenos.

Fomentar la cultura del reciclaje y la disposición adecuada de residuos.

La contaminación en los terrenos baldíos es un problema que requiere atención inmediata. Con la colaboración de la comunidad y el gobierno, es posible transformar estos espacios en áreas útiles y libres de residuos.

Por: Víctor Salas