Perder el cabello es uno de los efectos más impactantes para las y los pacientes con cáncer sometidos a quimioterapia, por eso, el uso de pelucas puede ser de gran ayuda durante el tratamiento.
Niñas y adultas son las principales solicitantes de pelucas, afirmó Olga Padilla responsable del Taller de Pelucas Oncológicas de Durango, el único en el norte de México.
La mitad de la recuperación depende de la situación emocional, de la situación anímica de las personas, dijo la entrevistada, al explicar la relevancia del uso de la peluca. «Si esa persona se siente bien, se siente tranquila, se siente contenta su recuperación va a ser mucho más rápida».
En el caso de las niñas, han comprobado que es más sencillo la interacción con la familia, ya que no sienten que está latente la enfermedad, indicó.
El taller de pelucas oncológicas de Durango, se ubica al exterior del Hospital Materno Infantil y a un costado del Centro Estatal de Cancerología. Lleva un año y medio en este lugar aunque las voluntarias elaboran las pelucas desde hace más de dos años.
Olga Padilla, relató un poco sobre su experiencia a cargo del taller. «Se tienen muchas satisfacciones aquí cuando uno le pone la peluca a una niña le cambia el rostro, le cambia la vida, igual que a las mujeres».
Debido que el taller es el único en el norte de la República, produce pelucas para enviarlas a otros estados, por ejemplo a Nuevo León. Todos los días acuden donadoras de cabello.
«La gente está haciendo más consciencia en no desperdiciar su cabello, vienen dos o tres personas diariamente a donar cabello», indicó la encargada. Las niñas son las principales donadoras de cabello, en la pared del taller se pueden leer varias cartas de donantes que desean salud a las pacientes con cáncer.
La encargada admite que en el taller hay muchas historias emotivas, pero recuerda una muy especial, la de una niña que se encontraba en fase terminal.
«Ella estaba muy triste porque no tenía su pelo y nos pidieron un sábado temprano que le hiciéramos una peluca. La chiquita estaba muy mal, pero cuando vio la peluca, se le iluminaron sus ojitos; esa mirada no se me va olvidar nunca», relató.
Las pelucas oncológicas realizadas en este taller, se entregan de forma gratuita a las pacientes, aunque sí tienen un costo, sobre todo por el tiempo que implica la producción, además de los materiales.
«Es difícil calcular un costo porque es completamente hecha a mano, es artesanal, pero con ayuda de todos, las podemos entregar gratis», refirió Olga Padilla.
Si usted desea ayudar, no solo puede ser con la donación de cabello, también puede apoyar con materiales como tijeras para cortar cabello, que son esenciales en el taller.
Lo más importante es ayudar a las pacientes con cáncer por lo que en ocasiones se les consiente con el color exacto de cabello, que desean. La encargada indicó que «en una ocasión una señora dijo que quería una (peluca) roja, porque yo tenía mi pelo rojo, y casualmente habíamos completado varias trenzas de pelo rojo y se la hicimos, estaba feliz la señora».
Sin embargo, para una sola peluca se requieren hasta siete donantes, por lo que se espera que la cultura de donación de cabello incremente para apoyar a más pacientes. En el último año y medio entregaron 90 pelucas en todo el estado.
Candelaria, es una de las donadoras de cabello que acudió este jueves al taller de pelucas. Narró que tenía tres años con la idea de hacerlo, por lo que dejó que creciera.
«Se siente bonito que sirva para algo tu cabello, gracias a Dios es algo que te crece otra vez y si lo puedes donar, pues adelante», compartió.
El cáncer es una de las enfermedades que va en aumento y afecta a personas de todas las edades, para algunas de las cuales una peluca podría cambiar la perspectiva durante el tratamiento, y posiblemente incrementar las probabilidades de una mejora emocional y con ello física.
Con base en su experiencia, Olga Padilla dijo que la vida cotidiana de las pacientes es «más fácil, puesto que al verse igual que siempre, no tienen que dar tantas explicaciones a la gente, quienes no le pregunta cosas, no la mira con lástima».