Por: Pilar Aguilar

Continúa la polémica sobre si el gabinete de seguridad federal hizo bien o mal en liberar a Ovidio Guzmán López, luego de haber sido capturado por el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, esto en Culiacán, Sinaloa.

Obviamente, los que más reprueban esa decisión, son senadores, diputados, así como dirigentes de partidos políticos, opuestos al que gobierna actualmente, los que aparte de criticar acremente al presidente López Obrador, exigen la renuncia del Gabinete de Seguridad, que en primera instancia, fue el que decidió la libración, aunque después contaron con la aprobación de su jefe, el propio Andrés Manuel.

Pero mire usted lo que son las cosas, mientras que haciendo alarde de protagonismo los políticos se desgastan reprobando la acción por lo que sucedió el jueves de la semana pasada, los culiacanenses están muy agradecidos porque al dejar libre al hijo de «El Chapo» Guzmán, se terminaron las balaceras  que iniciaron al saber de su arresto y la vida de todos ya no estuvo en peligro.

Aunque la tarde de ese día y la mañana del viernes las calles de la capital sinaloense se veían desoladas, el sábado todo volvió a la normalidad, al grado de que el estadio de beisbol Tomateros estuvo a reventar, para ver jugar a su equipo que llevan el mismo nombre, aunque el tema de muchos asistentes era del de la balacera de dos días antes…

En su mañanera del viernes, el Presidente de México dijo algo así como que no valía la pena poner en riesgo la vida de los habitantes de una ciudad, sólo por el arresto de un presunto delincuente.

Al respecto, recordamos lo que en su momento dijo Ismael “El Mayo” Zambada, actual líder del Cártel de Sinaloa y compadre de Joaquín Guzmán, padre de Ovidio, cuando lo entrevistó Julio Sherer García, director de la revista Proceso: Si me detienen o me matan, el narcotráfico y la violencia continuará, porque surgirán otros que tomarán el negocio.

Y eso está más que comprobado, porque en el caso de Tamaulipas, encarcelaron a Osiel Cárdenas Guillén, ejecutaron a Tony Tormenta, detuvieron a otros de los principales cabecillas del narco, tanto de los Zetas como del Golfo y en la actualidad la violencia no hay quien la pare.

Por lo que respecta a Tijuana, donde mandaban Enedina, Francisco Javier, Eduardo, Carlos Alberto, Ramón, Benjamín y Francisco Rafael Arellano Félix, a Ramón lo mataron en Mazatlán, a Francisco Rafael lo ejecutaron en Los Cabos, el resto de varones están en la cárcel y ella sabrá Dios dónde, pero el tráfico de drogas continúa y las matanzas también.

En Ciudad Juárez, donde operaban los Carrillo Fuentes, Amado murió tras una operación en su rostro, a Blas Rodolfo lo ejecutaron en Culiacán, Jorge, Alberto, Cipriano, Cruz y Vicente fueron capturados, pero el movimiento de droga y ejecuciones no ha mermado absolutamente nada.

Por lo que respecta a los Beltrán Leyva, Héctor y Arturo han fallecido, el primero en prisión y el otro ejecutado por la Marina en Morelos, mientras que Alfredo y Carlos detenidos, y en los estados donde operaban, como son Morelos, Nuevo León, Coahuila, Guerrero y Sinaloa, todo sigue igual.

Lo mismo pasa en Colima, donde unos de los González Valencia fueron asesinados y otros detenidos, en Jalisco, el Ejército mató al duranguense, nacido en Canelas, Ignacio Coronel Villarreal, quien era el que mandaba, y el panorama es el mismo, pues ya están otros jefes en cada uno de los lugares mencionados, incluso el mismísimo Cártel de Sinaloa ha sufrido bajas por encarcelamiento o muerte, tanto de parte de «El Mayo» como de «El Chapo», este último sentenciado a cadena perpetua más 30 años y el “trabajo” continúa.

A esto habría que agregarle que los antes mencionados suplieron en el liderazgo de los respectivos cárteles a Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, a  Rafael Caro Quintero, a Miguel Ángel Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo, Pablo Acosta Villarreal, Rafael Aguilar Guajardo, sólo por contar algo.

Ante lo anterior, el arresto o liberación de Ovidio Guzmán López no parará el “negocio” y lo dicho por «El Mayo» en aquella entrevista, es una realidad.

Lo que también considero que es importante comentar, es que el problema de la delincuencia organizada que actualmente enfrenta la administración de López Obrador, fue papachada y alentada por los gobiernos de Vicente Fox, pues hay que recordar que durante sus primeros días de gestión se fugó «El Chapo» del penal Puente Grande, Felipe Calderón, fue el que inició la violencia con darle un “escobazo al avispero”, y Enrique Peña Nieto, periodo en el que capturó al mismísimo Joaquín Guzmán, pero también se le fugó, aunque lo volvió a arrestar, también anduvo atacando sin ton ni son los narcos y lo que provocó fue que los cárteles se dividieran y se diseminaran por todo el país, ahora no solamente con el negocio de la droga, sino con el huachicol, la extorsión y otros ilícitos, así es cada uno de los tres mencionados, hizo su parte para que el crimen creciera incontrolablemente…

Si Dios quiere nos leemos nuevamente mañana y no se les olvide que yo les deseo el doble de lo que ustedes me desean a mí.