El PRI en crisis
Por: Jorge Ánima
Alejandro Moreno, conocido como Alito, dirigente nacional del PRI, toma decisiones que parecieran faltar de toda lógica o razón en pro de ese partido, que fuera hegemónico en el país. El PRI está en la peor crisis de su historia y ¿por qué ocultarlo?, se tiene que decir que todo indica, de acuerdo a las tendencias electorales, que el Partido Revolucionario Institucional está a punto de desaparecer a nivel nacional, esto en las dos próximas elecciones federales.
Al realizar una línea del tiempo, está por extinguirse, de quedar como un suceso histórico con sus claro obscuros en la vida nacional, muchos más obscuros que claros, y habrá quien lo celebre y muy pocos que estarán de luto. Su dirigente nacional ya cavó su propia tumba, va en caída libre hacia ello, actualmente hay turbulencia en ese partido, ya que diversos personajes emblemáticos de ese partido impugnaron la decisión del consejo político nacional que, a propuesta de Alito, se reformaron para que se pueda reelegir por ocho años más, por lo que tiene una crisis en cuestión de percepción social, de resultados positivos, económica, que derivan en resultados electorales, que esto provoca división en su interior.
Además de tener un enorme desgaste social, producto de décadas de decisiones en contra de la población en su mayoría, no generar ni impulsar programas ni acciones de bienestar hacia México, múltiples casos de corrupción, abusos y excesos, además de una mala estrategia de comunicación que va contra el 80 por ciento de los mexicanos que están del lado de la 4T.
Está en la penumbra, al perder fuerza de manera nacional y llega a la mínima expresión en la historia en materia legislativa, llegará a tener 35 diputados federales, es decir, 33 menos que en la actual legislatura, al contar con 68 diputados federales (cae prácticamente el 50 por ciento), siendo este partido la quinta fuerza política en la cámara de diputados federales.
En el Senado de la República llegarán a 16 escaños.
Ante esta situación, del priismo que tiene la gubernatura únicamente de Durango y Coahuila y con un partido nacional debilitado, los gobernadores de dichas entidades de fortalecen en sus estados, pero ante la inefable fuerza abrumadora de la 4T la opción viable para una colaboración política es la concordia y buen entendimiento con los diversos enlaces o liderazgos naturales.