POR: JUAN FRANCISCO ARROYO HERRERA

Lejos, pero muy lejos, casi casi a lontananza, quedaron los días aquellos, o mejor aún, los sexenios en que el absoluto en turno ponía en boca del líder del sector campesino, obrero o popular según el perfil del destinatario de la decisión presidencial, las palabras con las que el mensajero debería dirigirse a todos los compañeros de partido y de sector para darles las buenas nuevas: muera el rey, viva el rey, fuera el tapado “habemus candidato”. Y de ahí pa’l real, arrancaba la parafernalia en la que eran partícipes todos los vividores, corifeos, lisonjeros, incienciarios, que prodigaban loas al elegido, con un innecesario dispendio, pues sabido estaba que los contrincantes solo eran comparsas. Todo estaba dicho, todo estaba hecho, mero formulismo, aquel sería el presidente sí o sí.
En el presente, es indecoroso el triste papel de amanuense y maletero de Marko Cortés, testaferro del Partido Acción Nacional; que hace el mentado Alito, sepulturero de los despojos del Partido Revolucionario Institucional. Y qué decir del otro, Jesús Zambrano, cuya presencia en el triunvirato por parte del PRD ha sido reducida a la ínfima e infame categoría de “mozo de heces”. Entrambos y al unísono hicieron público el abyecto pronunciamiento de que Xóchitl Gálvez abanderará a este combo (PRI, PAN, PRD), en las elecciones del año venidero, después de una serie de enfrentamientos intestinos, reclamos, dimes y diretes, baladronadas, gritos y sombrerazos, aspavientos y pucheros que nada pudieron hacer para impedir semejante anuncio.
A ese conjunto político, le pasó de noche el devenir de la dinámica social, las profundas transformaciones de psicología social, las hondas transformaciones sociales acusadas no por la comunidad mexicana, sino por el mundo entero. Creyeron que con los sainetes que protagonizaban en la profanada tribuna senatorial, el elenco integrado por Julien “rumiantería”,  Lily Téllez, Kenia, Rabadán y la propia, hoy pretensa moverían las conciencias de la ciudadanía a base de peroratas, embustes, chismes, falacias, leperadas, groserías, botargas, cartulinas, vituperios, apodos y todo el abalorio de improperios imaginables, pensando que hablaban con los hombres y mujeres del siglo pasado.
Han ignorado a los votantes de ahora, que a partir del arribo del arribista de Guanajuato “Bisonte” Fox y Felipe “Calderrón”; el regreso del pasado con Peña Nieto, y la arrasante vorágine del camarada Andrés Manuel, estamos en presencia de un nuevo mexicano, más reflexivo, más pensante, más analítico, más observador, que lo ha llevado a tomar caminos con la mente y no con los adentros, con los hígados, con la mala entraña; quedándose como reserva de aquellos partidos los que no se resignan a vivir enquistados en el erario público; y que como lapas se aferran a los tiempos idos.  Se les hizo cosa menor que en los últimos años, seguidores suyos, han desertado para ir de partido en partido, prioritariamente a Morena. La socarronería mostrada al negarse a ver “las mañaneras”, provocó que desconocieran que el canal de Andrés Manuel, diariamente lo ven en vivo un promedio de ciento cincuenta mil personas, que la aceptación del tabasqueño en términos reales, sin maquillajes ni barnices no ha bajado del sesenta por ciento.
Es respetable, por dondequiera que se le analice, la postura que cada ciudadano asuma. Tiene todo el derecho a opinar y defender sus ideas, pero debemos destacar que vivimos en un conglomerado social, en el que quiérase o no hemos de observar reglas, normas, directrices; respetar el bien común y el interés social. Esto irremediablemente nos obliga a lanzar la mirada a nuestro alrededor, para abandonar el bienestar personal y ver por los demás.