Por: Gilberto Jiménez Carrillo

La fórmula del perfecto candidato es tan secreta como la de la Coca Cola. Actualmente, en política los sectores o grupos son tan diversos, que para cada puesto existen tantos candidatos perfectos como personas hay en el mundo. Sin embargo, la experiencia en estos menesteres, el conocer un poquito sobre la condición humana, su trayectoria, su formación, principios y valores, antecedentes familiares y algunos atributos más, permiten comparar y hacer diferencias entre uno y otro aspirante a ocupar un cargo de elección particular.

Estamos a pocos meses para que los partidos políticos a nivel nacional y estatal propongan a sus candidatos, por lo que es inevitable preguntarse cómo detectar a los mejores. Pensando en lo anterior, en la persona de Milton Eloir Morena tiene un buen prospecto, ya que el joven político y comunicólogo ha hecho un papel más que sobresaliente como vocero del Movimiento de Regeneración Nacional en Durango, y no solo eso, como analista político y editorialista tiene talento, sentido común y olfato político, convirtiéndose con ello en asesor natural y esencial de muchos de sus correligionarios que carecen de las tablas y experiencia de Milton.

Los partidos políticos ofrecen la cantaleta de siempre, proponen rostros nuevos, oportunidad a los jóvenes, ideas frescas y terminan casi siempre proponiendo a los mismos de siempre, a los que dan muy poco resultado y, peor aún, se aferran al poder como sanguijuelas. La democracia es hoy una ceremonia que se repite cada vez que se realizan elecciones y en la que el ciudadano queda excluido de las decisiones. La política se ha convertido en una tarea desarrollada por unas élites. La vida al interior de los partidos políticos pública se ha convertido en una lucha entre los grupos favorecidos. El único objetivo de los partidos y de sus dirigentes consiste en conservar el puesto y en elegir los delfines apropiados que garanticen el control y aseguren el mantenimiento del sistema establecido.

Si algo ha quedado claro, es la enorme desafección que sienten las personas, particularmente los jóvenes, respecto de la política institucional. La juventud está desinteresada en partidos políticos y elecciones. Su apatía electoral es un problema de tristes consecuencias y es que quienes logran encarnar una promesa de cierto cambio y una forma de hacer las cosas diferentes en positivo, suelen cosechar buenos resultados y lamentablemente de estos hay pocos, contados con los dedos de las manos.

Las elecciones del año próximo son una oportunidad idónea para explorar otras vías y desde luego otros perfiles. En el caso de Morena, pensar en un perfil como el de Milton Eloir es garantía de debate, ideas progresistas y contacto con un sector importante de la población, que ve con buenos ojos que ciudadanos como Milton sean representantes populares. Frente a la pasividad que existe en nuestra sociedad, es tiempo de recuperar la voz y a participar activamente en política desde cualquier partido, desde cualquier trinchera. Hay que hacer política con estrategias imprescindibles para llamar la atención y sacudir la indiferencia de los ciudadanos.

Pero hacerlo con estilo, con conocimiento de causa y sobre todo con posibilidades de triunfo, en ello Milton Eloir es un buen prospecto.

La generación que se enfrentará a luchas como la apremiante emergencia climática y que podría y debería ser un motor de cambio está cada vez más desconectada de la política y esto es muy lamentable. Porque nos guste o no, la política es uno de los ingredientes imprescindibles para un sistema democrático sano. Ignorar el descontento de los jóvenes y de la población en general por la política no es una opción que podamos permitirnos. Todos los actores del sistema político deberían de trabajar en el objetivo de invitar y valorar la participación de todos sus ciudadanos, pero para ello es fundamental que persona represente esas opciones, a quien se postule, y en ello Milton Eloir es un buen prospecto.

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