Luis Armando Sandoval un muchacho de 24 años entretiene con malabares urbanos a la población victorense.
En los semáforos de la calle principal de Guadalupe Victoria, desde hace cinco años, el joven pide dinero a cambio de su acto de malabarismo.
Bastones, bolos, diábolos pelotas y aros son los artículos principales que usa al momento de efectuar su espectáculo.
Nos narra que su inquietud por esta actividad inicio desde que era un niño y vivía en Ensenada, Baja California.
Y que a la edad de 15 años llegó aquí, a esta cabecera municipal donde conoció a unos amigos y empezó así, su capacitación y aprendizaje en este arte.
“Siempre me gusto así que en tres o cuatro meses ya estaba manejando cuatro rutinas de malabares, aprendí rápido”, dijo sonriente.
Son entre tres y cinco horas al día las que invierte de su tiempo el joven al malabarismo, siempre en algún crucero de la avenida José Ramón Valdez.
“La gente es muy amable, caritativa y bondadosa, además de que ya me conocen y siempre me han apoyado”.
Además, señaló que no solo es un trabajo para él, sino que esta actividad que realiza le otorga también acondicionamiento físico.
Y le permite tener el dinero suficiente para la mayoría de sus gastos.
Salvo cuando tiene algún compromiso donde requiere más dinero, entonces, dijo, se consigue un trabajo adicional.
Sin embargo, Luis Armando disfruta de sus tardes en los semáforos.
Pues el malabarismo urbano, es un arte, al ser una manera de expresarse, concluyó.