Mujeres violadas, golpeadas, maltratadas, agredidas psicológica y económicamente, llegan diario al Instituto de la Mujer a pedir ayuda, declaró su titular, Anacleta Manzanera, en entrevista exclusiva para Noticieros Garza Limón.

Desafortunadamente, se está perdiendo la confianza en los Ministerios Públicos, porque reciben las denuncias y les dan carpetazo, explicó la funcionaria, añadiendo que lamentablemente para poner una denuncia se debe tener dinero.

Pues al parecer es esto lo que mueve la justicia o al menos a quienes la imparten, ya que en la mayoría de los casos la violencia hacia la mujer no tiene tanto peso para ellos, y es necesario ver que la afectada está casi muerta para poder detener y procesar al culpable.

“Lo digo con tristeza, hemos llevado mujeres violentadas y nos dicen: pero señora usted no está golpeada, vaya al Seguro y si los golpes le duran 15 días entonces sí ponga denuncia”, narró Manzanera.

Explicó que de poco o de nada sirven los cursos, talleres y actividades para empoderar a la mujer, si cuando son violentadas y se animan a poner denuncia nunca ven justicia para ellas.

«Son muy pocos los hombres que son juzgados y encarcelados por violencia doméstica, lo que hace que las mujeres vayan perdiendo la confianza en las instancias que deben protegerlas».

También expresó que, al Instituto a su cargo, han llegado mujeres violadas por familiares o por sus parejas, situaciones que se están saliendo de control pues van en aumento considerable.

«Ya no hablamos solo de violencia física, se están cruzando los limites, y sobre todo se están disparando los casos, esto debería poner en alerta a todas las instancias gubernamentales que deberían contrarrestar el problema».

Sin embargo, la funcionaria reconoció que, aunque los casos de violencia hacia la mujer van al alza, los Ministerios Públicos parece que no tienen interés en actuar; pues coincidió que si los hombres golpean, violan y humillan a sus mujeres es porque están viendo que no hay castigo por ello.

“Lo único que podemos hacer es concientizar a las mujeres de que, si un hombre empieza a celarlas, a querer controlarlas; huyan, porque de ahí empieza la violencia y solo alejándose del depredador pueden salir victoriosas”, concluyó.