Guadalupe Victoria, Durango.– Tras permanecer expuesto durante tres días para la veneración de los fieles, el cuerpo del Papa Francisco fue preparado para su descanso final. En un acto cargado de espiritualidad y tradición vaticana, se llevaron a cabo diversos rituales solemnes durante el cierre y sellado de su ataúd.

Entre los símbolos incorporados destaca el Rogito, un acta oficial que resume la vida, obra y pontificado del Papa Francisco. Este documento fue leído en voz alta, firmado por los testigos presentes, colocado en un tubo metálico e introducido en el féretro, mientras que una copia permanecerá archivada en el Vaticano como testimonio histórico.

Otro momento de gran simbolismo fue la colocación de un velo de seda blanco sobre el rostro del Santo Padre, gesto que representa la pureza del alma al presentarse ante Dios. Durante este acto, se elevó una oración que evocaba la vida escondida en Dios y la contemplación eterna de su belleza.

La ceremonia también incluyó la aspersión del cuerpo con agua bendita, rito que remite al bautismo, considerado la puerta de entrada a la vida cristiana. Este gesto sella espiritualmente el paso final del Papa, conectando el inicio de su fe con su consumación en la vida eterna.

Además, se colocó en el interior del ataúd una bolsa con doce monedas, símbolo de cada uno de los años que abarcó el pontificado de Francisco, recordando su servicio ininterrumpido a la Iglesia y a la humanidad.

Cada uno de estos ritos refleja la riqueza simbólica de la tradición católica y rinde homenaje a la vida y legado de un pontífice que marcó profundamente su tiempo.

Por: Edsson Zamarripa