La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) ha anunciado que una nueva subvariante de COVID-19, llamada EG.5.1 y derivada de la variante Ómicron, está ganando terreno en el Reino Unido y representa aproximadamente uno de cada siete casos nuevos.

Esta subvariante, también conocida como «Eris», es la segunda más frecuente en el país, superada solo por Arcturus XBB.1.16.

En los Estados Unidos, también se ha observado un crecimiento de la subvariante EG.5.1. Según Eric Topol, prestigioso científico y fundador del Scripps Research Translational Institute, EG.5 continúa mostrando un fuerte crecimiento y se ha convertido en la subvariante dominante en el país, desplazando a las subvariantes XBB.

A nivel mundial, la variante EG.5 ha sido clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como «variante bajo control», un escalón por debajo de una «variante de preocupación».

Aunque hasta el momento no muestra signos de ser más peligrosa que otras variantes, la prevalencia global de EG.5 ha aumentado significativamente en los últimos meses y ha sido documentada en 45 países.

Si bien los números actuales de contagios están lejos de las cifras récord de la pandemia, los científicos siguen atentos a la evolución del virus, que sigue acumulando mutaciones y generando nuevas variantes.

Las autoridades sanitarias siguen recomendando precauciones, como el uso de mascarillas en lugares concurridos, la aplicación de vacunas de refuerzo cuando se recomiende y una adecuada ventilación en espacios interiores.

La subvariante EG.5.1 está siendo monitoreada de cerca en el Reino Unido debido al reciente aumento de casos y hospitalizaciones. Aunque las tasas de ingresos hospitalarios son bajas, las autoridades están vigilantes para prevenir una mayor propagación.

La continúa evolución del virus destaca la importancia de mantener las medidas de prevención y continuar vigilando la situación a nivel global.

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