A simple vista, parece un bol de helado de vainilla, pero en realidad está hecho utilizando residuos de plástico, un material que actualmente es motivo de preocupación global debido a su impacto ambiental.

La artista y diseñadora italiana Eleonora Ortolani ha creado este helado a partir de plástico, marcando una innovación en la percepción de lo que es comestible.

Aunque su desarrollo aún debe someterse a pruebas de seguridad para el consumo humano, Ortolani presentó su creación en una exposición llamada «Guilty Flavors».

Para crear este helado, colaboró con científicos de la Universidad de Edimburgo en Escocia, quienes trabajan en biotecnología.

El proceso detrás de este helado de plástico implica el uso de bacterias y enzimas para descomponer el tereftalato de polietileno (PET), un plástico comúnmente utilizado en botellas, envases y recipientes alimentarios.

Este proceso convierte el PET en vainillina, la molécula que proporciona sabor a la vainilla. La vainillina utilizada en el helado proviene del mismo plástico que se encuentra en las botellas, y se obtiene mediante una técnica que utiliza bacterias y enzimas que han evolucionado de manera natural para digerir el plástico.

La transformación de los plásticos en vainillina tiene el potencial de impulsar la economía circular, que busca eliminar los residuos y mantener los productos y materiales en uso, lo que puede tener impactos positivos tanto económicos como ambientales.

Cada año se generan aproximadamente 50 millones de toneladas de residuos de PET en todo el mundo, lo que plantea graves desafíos económicos y medioambientales.

Sin embargo, es importante destacar que este helado aún no ha sido aprobado como un producto comestible seguro para los humanos, y se requieren más pruebas y regulaciones antes de que pueda estar disponible para su consumo.

La investigación sobre la degradación y el reciclaje del plástico como materia prima para el crecimiento microbiano ha recibido críticas y preocupaciones sobre la seguridad.

A pesar de las posibilidades que ofrece esta técnica, es fundamental garantizar que cumpla con los mismos estándares regulatorios que cualquier otro ingrediente alimentario antes de llegar al mercado.

Este proyecto busca generar un debate sobre la contaminación por plásticos y la crisis alimentaria mundial que se avecina, al abordar la incapacidad del sistema de reciclaje de plásticos y la creciente producción de este material.

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