Este sábado, SpaceX realizó el lanzamiento del Starship, el cohete más grande y potente construido hasta ahora, desde su base en Boca Chica, Texas. A pesar de que los dos módulos se separaron con éxito, una «anomalía» provocó la explosión del cohete durante su descenso programado, según informó la compañía de Elon Musk.

El cohete, de 120 metros de altura, despegó con éxito bajo el impulso de los 33 motores Raptor del propulsor Super Heavy, y alcanzó la fase de separación de sus dos etapas. Aunque la FAA informó sobre un «incidente», no se reportaron heridos ni daños materiales adicionales.

La NASA ha estado observando de cerca este segundo vuelo de prueba de SpaceX, ya que cuenta con Starship para sus futuras misiones de regreso a la Luna.

Este lanzamiento ha sido considerado un «éxito parcial fantástico» por analistas del sector espacial, como Laura Seward Forczyk.

A pesar de que el desarrollo de Starship no avanza tan rápido como lo planeado por SpaceX, la compañía de Elon Musk aspira a utilizar esta nave como un medio de transporte interplanetario, incluso con la visión de establecer una colonia autónoma en Marte.

Aunque la explosión de prototipos es menos problemática para SpaceX que para la NASA, que depende de fondos estatales, la compañía deberá enfrentar investigaciones y evaluaciones por parte de la FAA para determinar las causas del incidente y las acciones correctivas antes de autorizar nuevos lanzamientos.