Durante los últimos tres años, la propagación de la gripe aviar ha sido impulsada principalmente por su transmisión entre aves silvestres y aves de corral, extendiéndose además a mamíferos como lobos marinos y visones, lo que ha llevado a una expansión de esta enfermedad en todo el mundo.

En Argentina, los brotes de gripe aviar comenzaron en febrero, afectando tanto a aves silvestres como de corral, y más recientemente, se confirmaron casos en lobos marinos a lo largo de la costa atlántica. Esta tendencia también se ha observado en otros países sudamericanos como Colombia, Chile, Perú, Brasil y Uruguay.

Un informe de la Red de Expertos en Gripe de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) alerta sobre el riesgo de que el virus de la gripe aviar llegue a la Antártida, lo que podría desencadenar una catástrofe para su fauna.

La Antártida, junto con Australia, es uno de los dos continentes que aún no ha experimentado la presencia de este patógeno. Según el informe, el impacto negativo en la fauna antártica podría ser devastador, potencialmente peor que en la fauna sudamericana.

La epidemia de gripe aviar comenzó en 2020 cuando se detectó una nueva cepa del virus, denominada «H5N1 clado 2.3.4.4b», que inicialmente se propagó en América del Norte y luego llegó a Sudamérica en 2022 a través de aves migratorias.

Estas aves, a veces asintomáticas, pueden transportar y transmitir el virus, especialmente cuando entran en contacto con aves de corral o mamíferos.

En países como Perú y Chile, se ha observado la muerte de una gran cantidad de aves marinas y leones marinos, lo que representa una amenaza significativa para las poblaciones de estas especies.

Los expertos temen por el futuro de la fauna antártica, que alberga más de 100 millones de aves y mamíferos marinos en densas colonias.

La presencia del virus de la gripe aviar podría poner en peligro a especies como el pingüino emperador, las pardelas cenicientas y el lobo marino antártico.

Por lo tanto, se recomiendan medidas de prevención, como observar la fauna silvestre a distancia, limpiar y desinfectar el equipo antes de llegar a la Antártida y usar equipos de protección personal.

Además, se insta a notificar la presencia de gripe aviar a las autoridades pertinentes y a tomar precauciones adicionales en bases antárticas y al trabajar con aves de corral en otras regiones del mundo debido al riesgo de transmisión a humanos.

Aunque la transmisión del virus entre humanos ha sido limitada hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud advierte sobre la posibilidad de recombinación y transmisión futura.

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