El viaje al planeta rojo plantea múltiples obstáculos para mantener con vida a los astronautas durante los 21 meses que dura la travesía. Sin embargo, ha surgido una solución sorprendente: la sangre de los murciélagos. Expertos han propuesto la idea de utilizar la hibernación como método para conservar la vida de los astronautas. Aunque los seres humanos no tienen la capacidad de hibernar, la sangre de los murciélagos podría ser la clave para cambiar las cosas.

Un grupo de científicos liderados por el zoólogo Gerald Kerth de la Universidad de Greifswald en Alemania ha estado investigando la hibernación en murciélagos. Su estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, reveló que los glóbulos rojos de los murciélagos y humanos tienen un comportamiento distinto a bajas temperaturas. Al capturar murciélagos nóctulos salvajes y murciélagos frugívoros egipcios, los científicos realizaron análisis de laboratorio que mostraron cómo las células de los murciélagos se adaptan a las condiciones de hibernación, optimizando el oxígeno y la supervivencia en temperaturas extremadamente bajas.

Adaptaciones de los glóbulos rojos de los murciélagos

Los glóbulos rojos de los murciélagos se vuelven más horribles y rígidos a medida que desciende la temperatura, lo cual les permite resistir el frío y potenciar la captación de oxígeno en el organismo. Este fenómeno no se observa en los glóbulos rojos de los seres humanos, lo que sugiere que las células de los murciélagos son más resistentes a las bajas temperaturas. Si los científicos lograran modificar las membranas de los glóbulos rojos humanos para imitar la resistencia de estos animales se podría abrir la posibilidad de inducir la hibernación en los seres humanos y facilitar el viaje a Marte.

Aunque aún quedan múltiples retos por superar, tanto para lograr la hibernación en humanos como para enfrentar los desafíos del viaje a Marte, la investigación sobre la sangre de estos animales podría ser un paso fundamental en el camino hacia la exploración espacial interplanetaria. La clave para llegar a Marte podría estar en la sangre de estos fascinantes animales nocturnos.

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