Un caso que generó indignación y debate en la sociedad yucateca dio un giro inesperado. Joan Serra, un extranjero catalán naturalizado mexicano, recuperó su libertad luego de ser sentenciado a pagar los daños ocasionados en una cafetería de Mérida, a pesar de que enfrentaba otros cargos por amenazas e injurias.

La decisión del juzgado y la reacción de la víctima

El Juzgado Segundo, bajo la dirección de la jueza Jazmín Ojeda, resolvió que el extranjero podría salir en libertad tras pagar una reparación de 8 mil pesos por los daños ocasionados. Esta determinación causó indignación en Ruth Elizabeth Pérez, quien fue víctima de agresiones durante el incidente.

«Esta es la triste realidad de nuestro país. Reitero, no hay dinero que pueda compensar la violencia de género», manifestó la afectada en sus redes sociales, expresando su descontento ante la resolución judicial. Ruth también aseguró que donará el dinero recibido a una fundación, subrayando que su intención nunca fue recibir una compensación económica, sino obtener justicia.

Los antecedentes del caso del extranjero que agredió a la empleada de una cafetería

El incidente ocurrió en una cafetería ubicada en el barrio de San Juan, en el centro histórico de Mérida. Joan Serra enfrentaba una causa penal por daño en propiedad ajena, amenazas e injurias. Desde principios de marzo, había permanecido en prisión preventiva justificada mientras se desarrollaba el proceso judicial.

El propietario del establecimiento, Alexis Marco Broeck Pigozzi, también participó en la querella contra extranjero, argumentando los daños causados a su negocio. Sin embargo, la resolución final del juzgado desestimó los cargos adicionales y optó por una sanción monetaria.

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Indignación y preocupación por la impunidad

El caso reavivó el debate sobre la impunidad en casos de violencia de género y agresiones en espacios públicos. Organizaciones civiles y ciudadanos expresaron su preocupación sobre el mensaje que envía la justicia al permitir que un agresor recupere su libertad con una simple compensación económica.

La situación también dejó en incertidumbre el paradero de Serra, pues no se confirmó si continuará residiendo en el Airbnb cercano a la cafetería donde ocurrió el incidente. Esto generó preocupación entre los habitantes y trabajadores del lugar, quienes temen posibles represalias.