Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Tulane, Nueva Orleans (EE.UU.), y publicado en la revista Heliyon ha revelado que la dieta de nuestros abuelos puede tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar a lo largo de varias generaciones. Según los hallazgos de la investigación, lo que falta en la dieta de una persona, incluso en generaciones anteriores, puede afectar la salud de sus descendientes. De esta forma, la falta de ciertos nutrientes en la alimentación de nuestros ancestros puede provocar consecuencias genéticas perjudiciales en las generaciones futuras.

En el estudio, se alimentaron ratones con una dieta baja en proteínas y se observaron que sus crías, hasta la cuarta generación, tenían un menor peso al nacer y riñones más pequeños. Estas condiciones son factores de riesgo importantes para enfermedades como la enfermedad renal crónica y la hipertensión. A pesar de que se intentó corregir la dieta de las descendientes en generaciones posteriores, los efectos negativos seguían presentes, con un recuento bajo de nefronas, las unidades de filtración vitales para el funcionamiento de los riñones.

El impacto de la nutrición deficiente se extiende más allá de la dieta materna

Según Giovane Tortelote, autor principal del estudio, los efectos de la mala nutrición pueden perdurar a lo largo de varias generaciones, incluso si las generaciones posteriores no sufren las mismas deficiencias en su alimentación. Si bien se ha puesto énfasis en la importancia de la nutrición materna durante el embarazo, el estudio encontró que la descendencia de la primera generación se veía afectada negativamente, independientemente de si la madre o el padre tenían una dieta deficiente en proteínas.

Aunque se observaron signos de normalización en los recuentos de nefronas en las generaciones posteriores, se necesita más investigación para determinar cuál generación vuelve a tener un desarrollo renal adecuado y por qué se hereda este rasgo en primer lugar. Los expertos creen que hay un componente epigenético que juega un papel crucial en la transmisión de estos efectos a lo largo de las generaciones. En última instancia, este estudio arroja luz sobre las posibles causas subyacentes de la enfermedad renal crónica, una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos. Los investigadores enfatizan la importancia de comprender estos mecanismos para poder abordar de manera más efectiva la salud renal de las futuras generaciones.

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