La empresa de internet satelital Starlink, perteneciente a SpaceX, liderada por Elon Musk, ha comenzado a ofrecer sus servicios en México a través de la plataforma Mercado Libre.

Esta expansión se suma a la presencia de Starlink en otros ocho países latinoamericanos, como República Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Ecuador, Brasil, Perú, Chile, Guatemala, Panamá y El Salvador.

En México, Starlink ha ajustado sus tarifas, aunque no necesariamente se posiciona como la opción más económica en comparación con los proveedores tradicionales de servicios de internet.

El servicio incluye un pago inicial de $8.300 pesos mexicanos (USD 485.97) para adquirir la antena y el kit de instalación, junto con un pago mensual de $1.100 pesos mexicanos (USD 64.41). También ofrecen una modalidad portátil llamada «Roam» con un costo mensual de $21.350 pesos mexicanos (USD 79).

Starlink opera a través de una constelación de satélites en órbita baja alrededor de la Tierra, conectando estas antenas con dispositivos en tierra para proporcionar acceso a internet con velocidades que oscilan entre 50 y 200 Mbps.

Esta tecnología se vuelve especialmente valiosa en áreas remotas y de difícil acceso, aunque en lugares urbanos con múltiples proveedores de banda ancha, la oferta de Starlink podría no ser tan atractiva.

La presencia de Starlink en América Latina se expandirá en 2023 a países como Costa Rica, Panamá, Ecuador, Paraguay y Uruguay, y para 2024 se anticipa su llegada a Bolivia y Argentina, dependiendo de las autorizaciones gubernamentales.

A pesar de su crecimiento, Starlink también ha generado preocupaciones, especialmente entre astrónomos, debido a la contaminación lumínica y la posibilidad de colisiones de satélites en órbita. La empresa ha trabajado en abordar estos problemas, actualizando sus satélites y desarrollando un sistema avanzado de evitación de colisiones.

A medida que Starlink continúa su expansión en América Latina, plantea oportunidades para reducir la brecha digital en áreas remotas y ofrecer acceso a la información en países con restricciones en internet, como Venezuela o Cuba. Sin embargo, también plantea preguntas sobre su impacto en otros sectores y en el espacio exterior.

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