La navegación debutó en los Juegos Olímpicos de París 1900, aunque se omitió en la edición de 1904. Sin embargo, en el año 2000, la disciplina fue reformada y la vela hizo su aparición en Sídney con un nuevo nombre.

Desde entonces, la vela ha sido una constante en los Juegos Olímpicos, evolucionando y adaptándose a las nuevas normativas y formatos.

Este deporte requiere que los competidores dominen las condiciones climáticas, tanto las olas como el viento, para superar una serie de marcas y acumular puntos en función de su clasificación. La habilidad para ajustar la estrategia según el clima es crucial para tener éxito en esta disciplina náutica.

La vela regresa al puerto de Marsella por tercera vez en la historia olímpica, después de haber sido sede en 1964. La competencia se llevará a cabo del 28 de julio al 1 de agosto de este año.

En esta ocasión, se realizarán 10 pruebas repartidas en ocho modalidades diferentes, que se dividen según el sexo, el peso de los participantes y si compiten en pareja o de manera mixta.

Durante las competiciones, los atletas se enfrentan en 10 a 12 series, acumulando puntos según su posición final. Los que terminen en primer lugar obtienen un punto, en segundo dos puntos, y así sucesivamente. Los peores resultados pueden ser descartados, y los 10 participantes con más puntos quedan eliminados.

En la Medal Race, los puntos se duplican y no se permite descartar el peor resultado, determinando así quién ocupa los primeros lugares y gana las medallas.

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