Washington.- El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo de Léon, ha levantado la voz de alerta sobre una situación de transición «incierta» en su país que, según sus declaraciones, se asemeja a un «golpe de Estado a cámara lenta«. En el marco de esta preocupación, Arévalo destacó el allanamiento a la sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE), donde se confiscaron documentos originales de las elecciones generales del pasado 25 de junio, cuando sorpresivamente pasó a segunda ronda.

La ofensiva judicial contra Arévalo ha cosechado condenas tanto de Estados Unidos como de organismos internacionales como la ONU y la OEA. Incluso países como España y Chile se han pronunciado en contra de estos actos. Para el presidente electo, esta serie de iniciativas judiciales pone en duda el compromiso del gobierno saliente para un traspaso de poderes fluido en enero.

Desde la primera vuelta electoral de junio, Arévalo y su partido Semilla han sido blanco de acciones legales por supuestas anomalías en su inscripción en 2017. A pesar de las adversidades, el dirigente socialdemócrata se mostró optimista y afirmó que luchará para romper el ciclo de corrupción en el país.

Las declaraciones de Arévalo tuvieron lugar después de una reunión virtual con el Secretario de Estado de Estados Unidos, Anthony Blinken, quien advirtió que su país utilizará todas las herramientas disponibles para contrarrestar cualquier intento de socavar la democracia en Guatemala.

En respuesta, el Ministerio Público guatemalteco afirmó que es una institución autónoma que actúa con objetividad e imparcialidad para garantizar el cumplimiento de la ley, sin estar subordinada a entidades internacionales.

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