El Tribunal Supremo Federal de Brasil aprobó una medida que castiga la homofobia y la transfobia con penas de cárcel de entre tres y cinco años, sin derecho a fianza. Nueve de los diez magistrados respaldaron la decisión, que considera estos delitos como equivalentes a la injuria racial, que ya se tipificaba como una forma de racismo en el país.

La Asociación Brasileña de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transexuales e Intersexos (ABGLT) impulsó la medida, que argumentó que debía sancionarse la discriminación contra su comunidad de la misma manera que cualquier agresión por raza, color de piel, etnia, religión u origen. La ABGLT celebró la decisión como un avance en la lucha contra la violencia y la exclusión que sufren las personas LGBTIQ+ en Brasil.

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La Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (ANTRA) denunció que la situación se ha agravado durante el gobierno de Jair Bolsonaro, quien ha expresado abiertamente su rechazo a la diversidad sexual y de género.

La decisión del Tribunal Supremo Federal se produce después de que en 2019 ya se tipificara la homofobia y la transfobia como crímenes similares al racismo, pero solo cuando se dirigían contra todo un grupo poblacional. Ahora, la nueva disposición amplía el alcance de la ley para proteger también a las personas individuales que sean víctimas de estos delitos.

La medida ha sido recibida con satisfacción por diversas organizaciones y personalidades defensoras de los derechos humanos, como el relator especial de las Naciones Unidas sobre formas contemporáneas de racismo, E. Tendayi Achiume, quien felicitó al tribunal brasileño por su “histórica” sentencia. Sin embargo, también ha generado críticas y rechazo por parte de sectores conservadores y religiosos, que consideran que se vulnera la libertad de expresión y de culto .

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