Desde hace varios meses, Brasil ha estado luchando contra una sequía devastadora que ha afectado a más de un tercio de su territorio y ha provocado una serie de incendios forestales sin precedentes. Según el Centro Nacional de Monitoreo de Desastres Naturales (Cemaden), esta sequía es la más severa que el país ha experimentado en su historia.

Incendios forestales en Brasil

En agosto, se registraron más de 68,000 focos de incendios en todo el país, el peor resultado para ese mes en más de una década. La mayoría de estos incendios ocurrieron en la región de la Amazonía y el Cerrado, según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).

De acuerdo con los expertos, las llamas se deben a la intensa ola de calor que se vive en el bioma, la cual ha sido superior a la del promedio y que ha desatado con fuerza los incendios desde julio en la selva.

En el estado de Amazonas, más de 300,000 personas se ven afectadas por la sequía, con varias ciudades experimentando escasez de agua potable y otros suministros. En Manaos, la capital del estado, el nivel del Río Negro disminuye a un ritmo alarmante de 25 centímetros por día, lo que ha llevado al gobierno a declarar el estado de emergencia en 62 municipios.

Ana Paula Cunha, investigadora de Cemaden, explicó que la sequía de este año es «multifactorial», debido a la combinación de un Pacífico cálido (El Niño) y un Atlántico norte más cálido. Esta situación ha provocado una crisis en todo el país, con impactos cada vez más intensos.

Los meteorólogos advierten que el panorama futuro no es alentador, ya que se espera que las lluvias, que generalmente llegan en octubre, sean más escasas y tardías de lo habitual. Esto podría agravar aún más la situación de sequía en Brasil y sus impactos en la población y el medio ambiente.

La sequía dificulta el suministro hidroeléctrico

El suministro eléctrico del país también está en riesgo, lo que podría provocar aumento de precios y apagones en la principal economía de Sudamérica. Las centrales hidroeléctricas son fundamentales en la generación de energía en Brasil, aportando más del 50% de la electricidad consumida en el país.

El problema surge de los embalses que alimentan estas centrales, los cuales se están viendo afectados por la sequía. Según datos del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS), los embalses de la región sudeste-centroeste de Brasil se encuentran en promedio al 57% de su capacidad total, una cifra significativamente inferior al 68% registrado en junio y al 78% de hace un año.

Esta situación pone en alerta a las autoridades brasileñas, quienes temen que la escasez de agua en los embalses pueda comprometer el suministro eléctrico en el corto plazo.

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