El presidente Nayib Bukele juró para asumir su segundo mandato en El Salvador, recibiendo la banda presidencial de manos del jefe parlamentario Ernesto Castro. La ceremonia se llevó a cabo en el Palacio Nacional, ubicado en el centro histórico de San Salvador, ante la presencia de dignatarios internacionales y una multitud de seguidores que colmaban la plaza frente al palacio, bajo un intenso sol.

Entre disparos de salva y vitoreando su nombre, miles de simpatizantes celebraron el inicio de otro periodo de gobierno para este expublicista de 42 años, de ascendencia palestina. Bukele llegó a este segundo mandato arrasando en las elecciones de febrero, obteniendo un 85% de los votos y conquistando prácticamente la totalidad del Congreso con 54 de los 60 escaños disponibles.

A pesar de las críticas que lo tachan de autoritario y de no respetar los derechos humanos, Bukele cuenta con el respaldo de la población, especialmente en lo que respecta a sus políticas de seguridad, las cuales han logrado disminuir la actividad criminal en el país.

Este presidente, conocido por su presencia activa en las redes sociales y su estilo desenfadado, logró consolidar su poder al contar con el respaldo de los demás poderes estatales, incluyendo magistrados que le permitieron buscar la reelección a pesar de que la constitución salvadoreña lo prohíbe. Además, los diputados recientemente aprobaron una reforma que le facilitará realizar cambios constitucionales, abriendo incluso la posibilidad de la reelección indefinida.

En medio de un panorama regional donde la violencia criminal es una realidad latente, Bukele se ha destacado por implementar políticas de «mano dura» contra las pandillas, lo que le ha valido una alta popularidad entre la población. Sin embargo, organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía Internacional han denunciado el uso de detenciones arbitrarias, torturas y muertes, lo que ha generado críticas hacia su gestión en materia de derechos humanos.

A nivel económico, El Salvador enfrenta desafíos significativos, con una deuda pública de 30.000 millones de dólares y un alto índice de pobreza que afecta a casi el 29% de la población. A pesar de contar con un importante flujo de remesas provenientes de los salvadoreños que viven en el exterior, Bukele ha buscado implementar medidas para revitalizar la economía, como la adopción del bitcóin como moneda legal en 2021.

En este nuevo periodo de gobierno, se espera que Bukele enfrente la presión de satisfacer las demandas de una población que busca no solo seguridad, sino también oportunidades económicas y transparencia en la gestión de recursos públicos.

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