Los legisladores de la oposición en Francia dieron un golpe al Gobierno el miércoles, desencadenando una crisis política que ha puesto en riesgo la capacidad del país para legislar y controlar su enorme déficit presupuestario.

Esta inusual alianza entre legisladores de extrema derecha e izquierda se unió para respaldar una moción de censura contra el primer ministro Michel Barnier y su gobierno, obteniendo una mayoría de 331 votos a favor de la moción.

Se esperaba que Barnier presentara su dimisión junto a la de su gobierno ante el presidente Emmanuel Macron en breve.

Macron había convocado elecciones anticipadas en junio, lo que llevó a un Parlamento polarizado y, eventualmente, al colapso del gobierno actual.

Esta inestabilidad política en Francia no solo afecta al país, sino que también sacude a la Unión Europea en un momento en que la coalición de Alemania ha implosionado y el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para regresar a la Casa Blanca.

Las tensiones actuales surgieron a raíz de un intento de Barnier de utilizar poderes constitucionales especiales para pasar parte de un presupuesto impopular a través del Parlamento sin una votación final, lo que generó el descontento de la izquierda y la extrema derecha.

Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, argumentó que derrocar al Gobierno era la única forma de proteger a los ciudadanos de un presupuesto injusto y punitivo.

La situación en Francia se complica aún más dado que no se pueden convocar nuevas elecciones parlamentarias antes de julio.

Macron ahora debe decidir rápidamente quién será el próximo primer ministro, con la tarea de lograr que el Parlamento apruebe medidas cruciales, incluido el presupuesto de 2025, en medio de una profunda división.

El presidente francés se dirigirá al país en una intervención televisada mañana, jueves, después de estar ausente en gran parte de esta crisis debido a una visita de Estado a Arabia Saudí.

Macron ha estado trabajando desde la semana pasada para encontrar un candidato capaz de suceder a Barnier y reconstruir la estabilidad perdida.

Con la incertidumbre política en aumento, los inversores ya están preocupados por los impactos en los bonos soberanos y las acciones en Francia.

Macron se enfrenta a una tarea desafiante para restablecer la estabilidad y evitar un ciclo continuo de crisis políticas en el país.

Esta crisis en Francia no solo tiene repercusiones a nivel nacional, sino que también podría desestabilizar aún más a la Unión Europea en un momento crucial.

La pelota está en el tejado de Macron, y la decisión que tome en los próximos días tendrá un impacto significativo en el futuro político y económico de Francia y de Europa en general.

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