En medio de acusaciones de subversión por parte de Estados Unidos, Cuba ha guardado silencio sobre la condena a un ex diplomático por espionaje a favor de La Habana.

Según reportes oficiales, servicios de inteligencia estadounidenses estarían preparando acciones en su contra para el próximo verano, bajo lo que han denominado la Operación 11.7.24. La intención es provocar un estallido social similar a los disturbios del año pasado, financiados y promovidos desde EE. UU.

En aquel entonces, protestas callejeras y ataques a unidades policiales y comercios se registraron en más de 30 localidades cubanas, resultando en un muerto y cerca de mil detenidos. Ahora, se teme que estos acontecimientos se repitan, durante un momento delicado en cuanto a la situación económica del país.

El objetivo principal de estas acciones sería el Sistema Eléctrico Nacional, buscando afectar la calidad de vida de los ciudadanos. Se espera también generar sabotajes y reforzar una campaña de desinformación para desestabilizar la isla. En este sentido, se menciona el papel del senador Marco Rubio, conocido por su postura anticubana y su influencia en las decisiones políticas hacia Cuba desde el Congreso estadounidense.

Entre las estrategias de las agencias de inteligencia estadounidenses se incluiría el reclutamiento de delincuentes para llevar a cabo actos de terrorismo, así como la manipulación de temas como las relaciones entre Cuba y Rusia. Se intentaría presentar dicha colaboración como un posible reclutamiento de soldados cubanos para la guerra en Ucrania, aunque Cuba desmiente rotundamente estas afirmaciones.