¡Gran noticia! La deforestación en la Amazonía alcanzó su nivel más bajo desde el año 2018, según datos oficiales del Gobierno brasileño. De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la tasa de deforestación en la región cayó un 22,3% entre agosto de 2022 y julio de 2023.

Durante este periodo se deforestaron 9.001 kilómetros cuadrados de selva, lo cual representa una reducción significativa en comparación con la temporada anterior, cuando se perdieron 11.594 kilómetros cuadrados. Estos datos son parte del informe anual del sistema Prodes, un sistema de monitoreo vía satélite considerado más preciso que el sistema Deter, el cual muestra alertas mensuales.

Para tener una idea más clara del impacto de esta reducción, los más de 9.000 kilómetros cuadrados deforestados equivalen a la superficie de Líbano, seis veces el tamaño de Sao Paulo o 44 veces la ciudad de Buenos Aires.

Lula reduce los niveles de deforestación en contraste con Jair Bolsonaro

Es importante destacar que en 2004 se alcanzó el pico más alto de deforestación de los últimos años, con la pérdida de 27.700 kilómetros cuadrados de selva. Desde entonces, las tasas disminuyeron año tras año, aunque se aceleraron en 2015 y durante el mandato del expresidente Jair Bolsonaro.

Ambientalistas señalan que el discurso y la falta de atención del exmandatario hacia las cuestiones ambientales contribuyeron al aumento de los índices de deforestación. Sin embargo, con la llegada del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se ha impulsado una reactivación en la lucha contra la tala ilegal.

Lula prometió alcanzar la deforestación cero en 2030 y volvió a contar con la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, quien fue responsable de la caída de la deforestación entre 2004 y 2012. A principios de este año, Silva reactivó los planes de lucha contra la tala ilegal y prometió fortalecer la policía ambiental.

Es importante destacar que esta tendencia positiva se ha mantenido durante seis meses consecutivos, a pesar de la extrema sequía que afecta a grandes áreas de la Amazonía brasileña y los incendios agrícolas que se expanden peligrosamente hacia las selvas tropicales.

Esta reducción en la deforestación es un paso hacia la protección y conservación de uno de los ecosistemas más importantes del mundo. Sin embargo, queda mucho trabajo por hacer para garantizar la preservación a largo plazo de la Amazonía y su inmensa biodiversidad.

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