El presidente, Donald Trump ha ordenado la reconstrucción y reapertura, de la prisión Alcatraz, convirtiéndola nuevamente en un ícono de “ley y orden” frente a lo que describe como una crisis nacional de criminalidad.

La prisión de Alcatraz, cerrada hace más de 60 años y convertida en una atracción turística, volverá a operar como centro federal de máxima seguridad por orden directa del presidente Donald Trump. El anuncio, hecho a través de su cuenta oficial en Truth Social, ha generado un fuerte impacto tanto dentro como fuera del país.

“¡Reconstruir y abrir Alcatraz! Por mucho tiempo, América ha sido plagada por adictos y violentos criminales, lo peor de la sociedad”, escribió Trump. “Es por eso que hoy ordeno a la Oficina de Prisiones, al Departamento de Justicia, al FBI y al Departamento de Seguridad Nacional reconstruir y reabrir la famosa prisión de Alcatraz”.

Alcatraz: de fortaleza militar a emblema de castigo

La prisión de Alcatraz se encuentra en una pequeña isla en la bahía de San Francisco, a unos 2 kilómetros de la costa de California. Fue originalmente un fuerte militar en el siglo XIX, pero en 1934 se transformó en una prisión federal de máxima seguridad, pensada para albergar a los criminales más peligrosos del país.

Diseñada para ser prácticamente impenetrable, con celdas individuales, patrullas constantes y rodeada por aguas frías y turbulentas, Alcatraz se convirtió en sinónimo de aislamiento total y disciplina severa. Entre sus reclusos más famosos estuvieron Al Capone y “Birdman” Robert Stroud.

En 1963, la prisión fue clausurada debido a los altos costos operativos y la deteriorada infraestructura. Desde entonces, la isla se convirtió en un parque nacional y una de las atracciones turísticas más visitadas de San Francisco, así como escenario de películas, libros y leyendas sobre fugas imposibles y vidas rotas entre rejas.

Join me tomorrow, April 29th—in Warren, Michigan at 6:00PM Eastern! https://t.co/TptdFccVat

— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) April 28, 2025

Una reapertura con polémica y mensaje político

La decisión de Trump llega en un momento en el que ha intensificado su retórica sobre seguridad nacional y crimen. La reapertura de Alcatraz no solo se presenta como una medida penitenciaria, sino como un símbolo político de su promesa de “mano dura”.

En su mensaje, el mandatario también señaló que la prisión se utilizará para “criminales que han entrado ilegalmente a Estados Unidos”, lo que ha provocado críticas por parte de activistas de derechos humanos y defensores de los migrantes, quienes califican la medida como una “política de castigo desproporcionado”.

Además, no han faltado voces que cuestionan la viabilidad del proyecto. Reconstruir Alcatraz implicará un presupuesto millonario y una compleja logística, dadas las condiciones de la isla. También será necesario reevaluar su infraestructura, adaptarla a los estándares penitenciarios modernos y enfrentar posibles desafíos legales.