En un nuevo movimiento estratégico para fortalecer la seguridad en la frontera sur, el Comando Norte de los Estados Unidos ha desplegado el buque destructor de misiles guiados clase Arleigh Burke USS Spruance (DDG 111) en el Golfo de México.

La embarcación partió desde la Base Naval de San Diego con el propósito de intensificar las operaciones contra el tráfico de drogas, una de las principales amenazas en la región.

Refuerzo en la lucha contra el narcotráfico

La decisión de enviar el USS Spruance responde a la creciente preocupación de Washington por el flujo de narcóticos hacia su territorio. Según declaraciones del general Gregory Guillot, comandante del Comando Norte, la incorporación de este buque proporcionará capacidades adicionales que fortalecerán la cooperación con el Departamento de Seguridad Nacional en la lucha contra los cárteles mexicanos.

"Este despliegue es una muestra del compromiso del Comando Norte para garantizar la seguridad de nuestras fronteras y trabajar de manera coordinada con diversas agencias para frenar las actividades ilícitas en alta mar", afirmó Guillot en un comunicado oficial.

Operaciones conjuntas con la Guardia Costera

El USS Spruance no estará solo en esta misión. La embarcación contará con el apoyo de un Destacamento de Aplicación de la Ley (LEDET) de la Guardia Costera de los Estados Unidos, que llevará a cabo misiones clave en la región.

El USS Gravely también en acción

Este reciente despliegue se suma al del destructor USS Gravely, que el pasado fin de semana llegó a la frontera marítima con México. Este buque partió el 15 de marzo desde Yorktown, Virginia, y también cuenta con el respaldo de un equipo de la Guardia Costera.

El USS Spruance se mantendrá en la costa este de los Estados Unidos, mientras que el USS Gravely continuará sus operaciones en el Golfo de México, reforzando así la presencia naval en la región.

Un mensaje claro a los cárteles y al crimen organizado

El aumento de la presencia militar en el Golfo de México envía un mensaje contundente a las organizaciones criminales que operan en la zona. En los últimos años, el tráfico de drogas ha representado un desafío creciente para las autoridades estadounidenses, quienes han intensificado sus esfuerzos para cortar las rutas de suministro desde América Latina.