El presidente francés, Emmanuel Macron, se encuentra en la difícil tarea de elegir al próximo primer ministro de Francia. Tras el aplazamiento del nombramiento hasta el viernes por la mañana, Macron sigue evaluando dos opciones clave que podrían marcar el rumbo del país en los próximos años.

El actual equipo encabezado por Michel Barnier, quien dimitió la semana pasada después de una moción de censura que dejó a Francia sumida en su segunda gran crisis política en seis meses, ha estado a cargo de mantener la estabilidad mientras se define el nuevo gobierno.

Macron, quien prometió permanecer en el cargo hasta el final de su mandato en 2027, aún considera dos posibilidades para la próxima designación de primer ministro.

Por un lado, la opción de «ampliar la alianza» incluyendo a izquierdistas en el gobierno, además de los centristas y conservadores actuales. Esta estrategia busca asegurar una mayoría en la asamblea para el futuro gobierno.

Por otro lado, se contempla la posibilidad de llegar a un acuerdo con los partidos de izquierda opositores para garantizar la estabilidad política, aunque no formarían parte del gobierno.

Macron ha mantenido conversaciones con líderes políticos de diferentes vertientes, excluyendo sin embargo a fuerzas políticas más radicales como la Agrupación Nacional y Francia Insumisa. El proyecto de ley presentado por el gobierno saliente, que busca garantizar la recaudación de impuestos a partir del 1 de enero y evitar un cierre, es temporal y está destinado a sostener la vida de la nación, el funcionamiento de los servicios públicos y el cumplimiento de los compromisos financieros hasta que se apruebe un presupuesto adecuado para 2025.

El próximo primer ministro deberá enfrentar desafíos económicos, sociales y políticos sin precedentes, en medio de un escenario marcado por la incertidumbre y la necesidad de estabilidad.

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