Durante los días lunes 30 y martes 31, Estados Unidos llevó a cabo una serie de ataques contra objetivos militares hutíes en la capital de Yemen, Saná. Estos ataques, realizados por la Armada y la Fuerza Aérea estadounidenses, tuvieron como principal objetivo un lugar de mando y control hutí, así como sitios de producción y almacenamiento de misiles y drones utilizados en operaciones contra navíos de guerra estadounidenses y buques comerciales en la región.

Según el Comando Central estadounidense para Oriente Medio (Centcom), los ataques también incluyeron la destrucción de un sitio de radar hutí en la costa y siete misiles de crucero y drones de ataque sobre el Mar Rojo. Estas acciones forman parte de una estrategia para debilitar a los hutíes, respaldados por Irán, que representan una amenaza tanto para los socios regionales como para los buques militares y comerciales en la región.

Los hutíes, por su parte, denunciaron los ataques como una «agresión estadounidense» y una violación de la soberanía de Yemen. El portavoz hutí, Mohammed Abdulsalam, calificó los ataques como un claro apoyo a Israel, en medio de la intensificación de la ofensiva de los hutíes contra el país.

Desde que comenzó la guerra en la Franja de Gaza en octubre de 2023, los hutíes han lanzado misiles y drones en solidaridad con los palestinos, tomando como blanco barcos vinculados a Israel, Estados Unidos y el Reino Unido que navegan por el Mar Rojo y el Golfo de Adén.

Los recientes ataques de Estados Unidos contra objetivos hutíes en Yemen han generado tensiones en la región, en un contexto marcado por la escalada de conflictos y la lucha por el poder en Oriente Medio.

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