El gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el estado de emergencia en cinco condados sureños del estado este jueves, en respuesta a las graves inundaciones causadas por las lluvias torrenciales que comenzaron el martes pasado. Los condados afectados son Miami-Dade, Broward, Collier, Lee y Sarasota. Estas inundaciones han provocado principalmente problemas en las carreteras, representando un riesgo significativo para los conductores y sus familias. Afortunadamente, hasta el momento no se han reportado víctimas a causa de este evento.

Florida bajo el agua: Impacto en servicios y transporte

La humedad tropical sigue generando fuertes lluvias dispersas en el sur de Florida, manteniendo activa la alerta de inundaciones en toda la región, incluyendo los Cayos de Florida. Además, las tormentas han ocasionado tornados, cortes de autopistas, suspensión de clases y cancelaciones de vuelos. Según Flightaware, aproximadamente 200 vuelos han sido cancelados en los aeropuertos de Miami y Fort Lauderdale.

Las áreas cercanas al aeropuerto de Fort Lauderdale, así como Hallandale Beach, Dania Beach y Lauderdale Lakes, han sufrido interrupciones en los servicios de transporte debido a las inundaciones. En Hallandale Beach, los residentes han pedido más bombas para evacuar el agua, ya que algunas áreas siguen inundadas y varios vehículos han quedado inmovilizados.

El tren Brightline cerró temporalmente sus estaciones en Miami y Aventura, las más australes, debido a las condiciones climáticas. Varias universidades y escuelas también han suspendido las clases para proteger la seguridad de los estudiantes y el personal.

Dada la gravedad de la situación, la alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, proclamó un estado de emergencia local el miércoles por la noche, con efecto inmediato. Las autoridades locales están trabajando incansablemente para enfrentar las consecuencias de estas graves inundaciones y proporcionar asistencia a los afectados. Se espera que las condiciones meteorológicas mejoren en las próximas horas, lo que permitirá una recuperación gradual de la normalidad en los cinco condados sureños de Florida.

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