Gambia, ubicada en África Occidental, podría revertir la ley que penaliza la mutilación genital femenina, una práctica brutal y traumática que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. El proyecto de ley presentado por un parlamentario gambiano a principios de este mes ha causado conmoción y preocupación entre activistas de los derechos humanos y defensores de la igualdad de género.

El apoyo del Consejo Islámico Supremo de Gambia a esta medida ha generado controversia, ya que critica las multas impuestas a tres mujeres que practicaban la ablación el año pasado. Según ellos y otras organizaciones religiosas, prohibir esta práctica supone vulnerar el derecho de los gambianos a practicar sus costumbres y una tradición muy arraigada en la cultura del país.

A pesar de que la ablación fue prohibida en Gambia en 2015, sigue siendo una práctica extendida, con el 73% de las mujeres gambianas de entre 15 y 49 años que han sido sometidas a esta práctica, la mayoría de ellas antes de los 5 años, según cifras de UNICEF para 2024. Este alarmante dato demuestra la persistencia de esta cruel práctica, a pesar de los esfuerzos por erradicarla.

Para cientos de organizaciones de la sociedad civil, no existe correlación entre la ablación y la religión. Instan a las autoridades a no ceder a las presiones de los movimientos rigoristas y a mantener la ley que prohíbe esta práctica. La Presidenta de las Abogadas de Gambia, Anna Njie, expresó su preocupación y compromiso por defender los derechos de las mujeres y las niñas en el país.

La ley de 2015 que penalizaba la mutilación genital femenina imponía duras sanciones a quienes la practicaban, con hasta tres años de prisión y/o multas significativas. La posibilidad de cadena perpetua en caso de muerte de la víctima demostraba la gravedad de esta práctica y la necesidad de combatirla de manera contundente.

La despenalización de la mutilación genital femenina en Gambia ha generado reacciones de indignación en toda África, con organizaciones de mujeres y feministas expresando su rechazo y preocupación por la extensión de esta medida al resto del continente. La sensibilización sobre las consecuencias físicas y psicológicas perjudiciales de la ablación, junto con un marco legislativo sólido, son fundamentales para erradicar esta práctica.