Hizo un agujero de 40 metros, pero tuvo un fatal desenlace
10/01/2024 - Hace 12 meses en InternacionalHizo un agujero de 40 metros, pero tuvo un fatal desenlace
El brasileño João Pimenta da Silva, de 71 años, soñó que había oro en las profundidades de la cocina de su vivienda ubicada en Ipatinga, en el estado de Minas Gerais.
Fue así como puso manos a la obra y decidió hacer un agujero en el piso de su casa para hallar la supuesta fortuna.
En un comienzo, el hombre comenzó a excavar un hoyo de 90 de centímetros de diámetro y, tras seis meses de arduo trabajo, el pozo alcanzó los 40 metros de profundidad, lo que es equivalente a un edificio de 12 pisos de altura.
Murió tras caer a la excavación
En el trabajo por hallar el oro que, según sus sueños, estaba debajo de su cocina, João Pimenta da Silva murió tras caer al profundo pozo.
El accidente se produjo cuando el hombre estaba intentando sacar agua de la excavación y perdió el equilibrio, sufriendo diversas lesiones de gravedad que provocaron su fallecimiento de manera inmediata.
De acuerdo a información de bomberos locales, el adulto mayor fue rescatado sin vida y presentaba politraumatismos, fracturas abiertas en ambas piernas, fractura de cadera, laceración de abdomen y tronco y traumatismo craneoencefálico severo.
Amigo de la víctima cuenta detalles del accidente
Antônio Wilson Costa, amigo de la víctima, se encontraba con João cuando se produjo el fatal accidente. «Yo estaba aquí trabajando y vino a pedirme ayuda para sacar el agua del hoyo. Llegaba más o menos a la cintura», contó.
Según reveló Antônio a G1, utilizaron una bomba y lograron sacar casi 40 litros de agua desde la excavación. «Le dije que lo dejara tranquilo porque estaba lloviendo, parecía que algo intentaba obligarme a detenerlo. Luego volvimos a montar el ascensor y él bajó hasta la mitad del pozo, luego decidió regresar», añadió.
Sin embargo, cuando el ascensor de madera desde el cual João descendía hacia el pozo llegó a la superficie, el hombre perdió el equilibro y cayó.
«Cuando llegó arriba, el columpio empezó a deslizarse y se quedó atrapado en la cuerda por el brazo. Intenté sujetarlo, solo, no había manera de pedir ayuda. Pero si seguía aguantando, lo haría. Solo escuché el ruido«, finalizó su amigo.