Las advertencias del ejército y el gobierno sueco sobre la necesidad de prepararse para una posible guerra han desencadenado debates intensos, compras de emergencia y una mayor ansiedad, especialmente entre los niños.

A pesar de que Suecia suele enviar tropas para misiones de paz en el extranjero, el país no ha experimentado un conflicto armado desde las guerras napoleónicas del siglo XIX.

El ministro de Defensa Civil, Carl-Oskar Bohlin, y el comandante de las fuerzas armadas suecas, Micael Byden, han lanzado mensajes alarmantes, instando a la población a «prepararse mentalmente para una guerra». Estas declaraciones han generado preocupación entre los niños y un aumento en la compra de suministros de emergencia, mientras que en la clase política se debate la gravedad de la situación.

Las declaraciones del ejército y el gobierno suecos también han suscitado debates y opiniones divididas en la clase política y la sociedad. Aunque se reconoce la gravedad de la situación, algunos políticos, como Magdalena Andersson, líder de los socialdemócratas suecos, enfatizan que la guerra no está inminente.

Las advertencias del ejército han llevado a especulaciones sobre posibles motivaciones, con algunos sugiriendo que podrían buscarse fondos adicionales.

La embajada de Rusia en Estocolmo ridiculizó las declaraciones suecas, mientras que expertos como Alexéi Pushkov, senador ruso, sugieren que ciertos elementos en Suecia parecen «soñar con una guerra».

Mark Galeotti, del Royal United Services Institute, expresa escepticismo sobre la posibilidad de un ataque ruso a Suecia, señalando factores que hacen improbable dicho escenario, como las dificultades del ejército ruso en Ucrania y la falta de voluntad de Putin para atacar los países bálticos.

A pesar de las preocupaciones y debates, algunos analistas consideran que las advertencias suecas podrían tener motivaciones más complejas, incluida la posibilidad de evaluar la preparación militar del país y buscar mayores fondos para la defensa. La situación revela tensiones geopolíticas y refleja la incertidumbre en la región del Báltico, pero las opiniones sobre la probabilidad real de un conflicto varían significativamente.

Mientras algunos perciben un riesgo inminente, otros cuestionan la necesidad de las advertencias y señalan posibles motivaciones internas y externas que podrían influir en la percepción de la amenaza.