El reciente aumento de la violencia en Cisjordania ha captado la atención internacional, especialmente tras la declaración del ejército israelí sobre la muerte de cinco combatientes palestinos atrincherados en una mezquita. Este suceso se produjo en el marco de una «operación antiterrorista» a gran escala que comenzó el miércoles y que ha dejado al menos 14 muertos en solo dos días. La ONU ha advertido que estas acciones están «alimentando una situación ya de por sí explosiva», lo que resalta la gravedad del conflicto en la región.

Contexto de la Operación

Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, la violencia ha escalado en Cisjordania, un territorio ocupado por Israel desde 1967. Las incursiones militares no son inusuales, pero es raro que se realicen simultáneamente en varias ciudades como Yenín, Naplusa, Tubas y Tulkarem. Estas áreas son conocidas por la actividad de grupos armados que se oponen a la ocupación israelí. La operación actual ha sido marcada por bombardeos y el uso de convoyes blindados, lo que ha intensificado la tensión y el sufrimiento humano.

Consecuencias Humanitarias

Las consecuencias de estas incursiones son devastadoras. En Tulkarem, se reporta que casi la mitad de la localidad carece de agua, y en el campo de refugiados de Nur Shams, no hay suministro de agua en absoluto. Hakim Abu Safiyeh, un empleado municipal, describió la situación como de «enorme destrucción». El Ministerio de Salud palestino ha informado que, desde el inicio de las incursiones, al menos 15 palestinos han perdido la vida, y se estima que más de 637 palestinos han muerto desde el 7 de octubre a causa de la violencia en la región.

La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de la violencia. António Guterres, secretario general de la ONU, condenó firmemente la muerte de civiles, especialmente de niños, y pidió el fin inmediato de las operaciones militares. Esta declaración subraya la necesidad urgente de buscar una solución pacífica al conflicto, que ha cobrado un alto precio en términos de vidas humanas y estabilidad regional.

La situación en Cisjordania es crítica y requiere atención urgente. Las operaciones militares israelíes, aunque justificadas por el ejército como medidas antiterroristas, están teniendo un impacto devastador en la población civil. La comunidad internacional debe intervenir para facilitar un diálogo que conduzca a una resolución pacífica y duradera del conflicto, protegiendo así los derechos y la dignidad de todos los involucrados. La historia reciente nos recuerda que la paz no puede ser alcanzada a través de la violencia, sino a través de la comprensión y el respeto mutuo.