El pasado día 1 enero, un devastador terremoto de magnitud 7,6 sacudió el centro de Japón y causó la muerte de 206 personas, según el último balance de las autoridades niponas. Otras 52 personas siguen desaparecidas y miles de afectados se encuentran sin servicios básicos como la luz y el agua corriente.

El saldo de víctimas incluye tanto a quienes fallecieron directamente por el sismo como a quienes sufrieron un deterioro de su salud debido a las dificultades derivadas de la evacuación y el colapso de la infraestructura.

Búsqueda y rescate en Japón

Los equipos de búsqueda y rescate continúan trabajando en medio de condiciones meteorológicas adversas, con nevadas y lluvias que entorpecen las labores en las zonas más afectadas. Además, el riesgo de deslizamientos de tierra y derrumbes en los edificios dañados se incrementa por las constantes réplicas del terremoto.

Más de 26.000 personas se han refugiado en centros de evacuación temporales, mientras que otras 3.100 permanecen aisladas en localidades que han quedado incomunicadas por los cortes en las carreteras y otras vías de transporte. Asimismo, unos 15.000 hogares carecen de electricidad y otros 59.000 no tienen acceso al agua potable desde el inicio de la crisis.

Desafíos en Ishikawa

La prefectura de Ishikawa, una de las más golpeadas por el terremoto, enfrenta desafíos adicionales. La falta de personal en los centros de evacuación, que son atendidos por voluntarios, y la escasez de médicos y enfermeros en la zona dificultan la respuesta a la emergencia. Ante esta situación, las autoridades locales buscan trasladar a ancianos, mujeres embarazadas y personas con necesidades especiales a hoteles, albergues y otros alojamientos de la prefectura y las vecinas.

El terremoto que azotó Japón el día de Año Nuevo fue el más devastador desde el que afectó a la prefectura de Kumamoto en 2016, que dejó 273 fallecidos. Además, fue el primer sismo de nivel 7 registrado en el país desde 2018, cuando Hokkaido sufrió un fenómeno similar.

Las autoridades siguen haciendo todo lo posible para rescatar a los desaparecidos y proveer de suministros esenciales a las zonas afectadas. Sin embargo, los daños en las infraestructuras y el clima desfavorable siguen obstaculizando los esfuerzos de ayuda y recuperación.

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