El presidente electo de Argentina, Javier Milei, se pronunció nuevamente a favor de la privatización de dos de los pilares del Estado argentino: YPF, la petrolera de mayoría estatal, y los medios públicos. Esta idea, que Milei había planteado durante su campaña electoral, ha generado un intenso debate en el país y ha despertado diferentes reacciones en diversos sectores de la sociedad.

En una entrevista realizada en radio Mitre, Milei reafirmó su postura, al decir que «todo lo que pueda estar en manos del sector privado, va a estar en manos del sector privado». En relación a YPF, el economista libertario mencionó la necesidad de «recomponerla», señalando el deterioro en los resultados de la empresa desde su expropiación en 2012.

YPF, la primera petrolera estatal integrada verticalmente en el mundo, fue privatizada en 1999 y posteriormente vendida a Repsol. Sin embargo, en 2012 el gobierno argentino expropió el 51% de las acciones en manos de Repsol. Este proceso de nacionalización ha sido objeto de polémica y generado diversos conflictos legales, como el reciente fallo en Estados Unidos que obligó a Argentina a pagar 16 mil millones de dólares al fondo Burford Capital.

Las declaraciones de Milei sobre la privatización de YPF tienen un impacto inmediato en los mercados. Las acciones de la empresa subieron más del 29% en Wall Street y más del 10% en Argentina, reflejando el interés de los inversores por una posible venta de la petrolera.

Pero la controversial propuesta de privatización no se limita a YPF. Milei también plantea la privatización de los medios públicos, como la Televisión Pública, Radio Nacional y la agencia estatal de noticias Télam. Según el presidente electo, estos medios han perdido su función original y se han convertido en instrumentos de propaganda. «No adhiero a tener un ministerio de propaganda encubierta», señaló Milei.

Estas medidas han despertado distintas posturas dentro de la sociedad argentina. Mientras algunos ven en ellas una oportunidad de reactivar la economía y promover la libertad de mercado, otros temen que signifiquen un recorte en derechos laborales y un desmantelamiento de la presencia estatal en los sectores estratégicos del país.