Sorpresiva fue la muerte de una joven de 17 años en Gales, quien pensó que tenía un cuadro de amigdalitis, pero no era así, siendo finalmente diagnosticada con una enfermedad más grave.

Todo partió cuando Leah Rogers había vuelto de las primeras vacaciones que realizó sin sus padres y que llevó a cabo con un grupo de amigos.

Tras ese viaje, empezó a experimentar síntomas de malestar. De acuerdo a lo informado por Wales Online, rápidamente se le recetaron antibióticos.

Sin embargo, estos no funcionaron. De hecho, a la semana siguiente, Leah se sintió peor, a tal punto que debió ser hospitalizada en dos ocasiones.

«Sobredosis accidental de paracetamol»

En tanto, Kath Rogers, la madre de la menor de edad, indicó que su malestar era tal que «llegó un punto en que tomó una sobredosis accidental de paracetamol porque tomaba demasiados analgésicos» para mitigar el dolor.

Luego de ese episodio, la madre se dio cuenta que su hija no había recibido la cantidad suficiente de medicamentos para seguir su tratamiento, que duraba diez días, por lo que regresaron al centro asistencial.

El diagnóstico de la adolescente

Una vez ahí, un especialista, que pensó que podría tener fiebre glandular, analizó nuevamente a la paciente pudiendo dilucidar, a través de exámenes de sangre, que lo que tenía era una insuficiencia hepática, aunque el diagnóstico final sería mucho más devastador.

A raíz de su complicada situación en materia de salud, fue internada en cuidados intensivos. De acuerdo a la información entregada por personal médico a la familia, la mantendrían con respiración asistida antes de trasladarla al Hospital Queen Elizabeth de Birmingham.

Lamentablemente para la familia, la joven nunca pudo despertar.

Los médicos advirtieron a los padres de que Leah padecía una enfermedad de la sangre llamada linfohistiocitosis hemofagocítica (HLH).

Se trata de una enfermedad eventualmente mortal que hace que el organismo reaccione de forma inadecuada, ante lo que podría ser una infección.