El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha dado órdenes al ejército, la industria de municiones y el sector de armamento nuclear de acelerar los preparativos de guerra, en respuesta a lo que él ha calificado de «movimientos de confrontación» sin precedentes por parte de Estados Unidos.

Esta decisión se produce después de que Estados Unidos enviara bombarderos de largo alcance para realizar ejercicios conjuntos con Corea del Sur y Japón. Estas acciones son vistas como una demostración de fuerza contra Pyongyang, después de que el régimen norcoreano llevara a cabo su primera prueba de misiles balísticos intercontinentales en cinco meses.

Los ejercicios trilaterales, que tuvieron lugar frente a la isla de Jeju en Corea del Sur, tenían como objetivo fortalecer la respuesta conjunta de los países contra las amenazas nucleares de Corea del Norte. Participaron en los ejercicios bombarderos B-1B, así como aviones de combate surcoreanos y japoneses.

El líder norcoreano ha considerado estas acciones como actos de hostilidad por parte de Estados Unidos y ha respondido con pruebas adicionales de misiles. Aunque Corea del Norte ha logrado avances en su tecnología de misiles, muchos expertos extranjeros sostienen que aún enfrenta obstáculos tecnológicos para desarrollar un misil balístico intercontinental con armas nucleares que pueda alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.

Las tensiones entre Corea del Norte y Occidente se han incrementado aún más debido a las maniobras conjuntas entre el ejército y la policía de Corea del Sur. Estas maniobras tienen como objetivo mantener la capacidad de respuesta ante posibles amenazas de Pyongyang y otras contingencias. Es inusual que un gobierno local organice este tipo de ejercicios por su cuenta, y este año las maniobras también incluyeron prácticas sobre el terreno, además de las simulaciones por ordenador habituales.