La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido una alerta epidemiológica debido al crecimiento de la fiebre de oropouche en Brasil y otros países de la región, generando preocupación en materia de salud pública. Esta enfermedad, transmitida por mosquitos, ha activado alarmas de salud pública a la par de la epidemia de dengue en 2023-2024, con más de ocho mil casos confirmados en lo que va del año en cinco países.

En Argentina, el Ministerio de Salud ha descartado la circulación del virus oropouche (OROV) en el país, con 890 casos negativos para la enfermedad. Sin embargo, se intensificó el trabajo en la red de laboratorios provinciales para detectar posibles casos y prevenir la entrada del virus en el territorio. La OPS ha instalado en los países para reforzar sus sistemas de detección y confirmación por laboratorio de la infección, especialmente ante la confirmación de dos muertes asociadas a la fiebre de oropouche en Brasil, las primeras conocidas en el mundo. Además, se han reportado casos de muerte fetal, abortos y microcefalia en recién nacidos, lo que ha elevado la preocupación en la región.

Hasta el momento, Brasil, Bolivia, Colombia, Perú y Cuba han confirmado más de ocho mil casos de oropouche, mientras que Europa ha registrado 19 casos importados de viajeros que estuvieron en países afectados. Ante esta situación, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ha emitido una alerta sobre los cuidados a tener en cuenta al viajar a zonas de brote. La fiebre de oropouche presenta síntomas a los del dengue, como fiebre, cefalea, mialgias y artralgia, lo que dificulta su diagnóstico. Por ello, se recomienda incluir la detección de OROV en la vigilancia del dengue para prevenir su propagación.

Medidas de prevención y vigilancia en Argentina

En Argentina, se ha intensificado la vigilancia epidemiológica y se han implementado de prevención en zonas de posible presencia del vector Culicoides paraensis. Expertos en salud señalan la importancia de evitar la proliferación de mosquitos y las picaduras para prevenir no solo la fiebre de oropouche, sino también otras enfermedades transmitidas por estos insectos. La circulación de OROV sigue siendo de baja frecuencia, pero se mantiene la alerta ante su potencial impacto en la población.

La fiebre de oropouche representa un desafío para la salud pública en la región, por lo que es fundamental reforzar las medidas de prevención y detección para evitar su propagación y proteger a la población vulnerable. Con la colaboración de los países afectados y el apoyo de organismos internacionales, se espera contener la enfermedad y garantizar la salud de la población.

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