La visita oficial del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a China está cargada de un importante trasfondo económico. Con varios objetivos en mente, Sánchez busca afianzar la relación comercial, salvaguardar los intereses de las empresas españolas en China -con especial atención a la industria del porcino- y tratar de equilibrar la balanza comercial, que actualmente se inclina a favor del país asiático.

Durante su estancia, Sánchez ha mantenido una reunión a puerta cerrada con el Consejo Asesor Empresarial, que ha reunido a 43 empresas -22 miembros por parte española y 21 por parte china-. En este encuentro, el presidente del Gobierno ha lanzado un claro mensaje, en plena disputa y tensión entre Europa y China por los aranceles a los vehículos eléctricos y la respuesta china de abrir una investigación a la importación de carne de cerdo: «Una guerra comercial no beneficiaría a nadie».

En su reunión con el primer ministro chino Li Qiang, Sánchez ha trasladado su «sorpresa» por las investigaciones chinas a la industria porcina en España, haciéndose eco de la preocupación existente en este sector. Sin embargo, en un ambiente de «buena sintonía», explican fuentes gubernamentales, ambas partes han mostrado «voluntad» para alcanzar un acuerdo.

La decisión de la Comisión Europea de imponer aranceles a los vehículos eléctricos chinos, al considerar que las importantes subvenciones que recibe de Pekín propician una competencia desleal, ha generado tensiones. España votó a favor de esta medida, pero ahora admite que, dado que hay una negociación en curso, su voto puede cambiar.

La respuesta de China no se hizo esperar: el Ministerio de Comercio abrió una investigación por competencia desleal contra las importaciones procedentes de la UE de carne de cerdo o casquería. Desde el Gobierno chino, se explica que las subvenciones a su industria del vehículo eléctrico cumplen con los estándares de la Organización Mundial del Comercio y, por tanto, niegan que practiquen competencia desleal.

Importancia de la industria porcina española

La decisión del gobierno chino de abrir una investigación a las importaciones de carne de cerdo preocupa al Gobierno y a la industria porcina española, pues nuestro país es el principal exportador de cerdo a China, tanto a nivel comunitario como mundial. Según los datos de la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca, España exportó 560.488 toneladas de carne y productos elaborados de porcino a China en 2023, por un valor de 1.223 millones de euros. Estas cifras representan el 20,33% del volumen de las exportaciones de porcino de España y el 13,7% del valor, así como el 20,95% de las importaciones totales de porcino a China.

En este escenario, la visita de Sánchez a China adquiere gran importancia. El jefe del Ejecutivo ha abordado «las actuales tensiones comerciales» entre Europa y China, definiéndolas como un «desafío». Con un mensaje de tender puentes, en su intervención ante el Consejo Asesor Empresarial, Sánchez ha admitido que «la imposición de aranceles» a los vehículos eléctricos y la investigación a las importaciones de carne de cerdo «suponen un reto para todos».

Sánchez se ha mostrado partidario de que el conflicto transite por una «solución negociada y acordada en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que ayude a crear una mayor igualdad de condiciones y fomente el desarrollo de la industria europea en colaboración con las empresas chinas del sector». Un mensaje que ha repetido en su reunión con el primer ministro chino Li Qiang, defendiendo la necesidad de «tender puentes» bajo la «firme voluntad de favorecer e impulsar el diálogo», para tratar de lograr «acuerdos equilibrados que beneficien tanto a la UE como a China».

En resumen, la visita de Pedro Sánchez a China está marcada por la búsqueda de soluciones consensuadas a las tensiones comerciales entre Europa y China, con especial atención a la industria porcina española, que teme las consecuencias de la investigación abierta por el gobierno chino. El presidente del Gobierno español aboga por «defender un orden comercial justo, manteniendo nuestros mercados abiertos» y permitiendo «crecer nuestras economías y beneficiar a nuestras industrias y nuestra sociedad».