En Bangladesh, las manifestaciones que iniciaron en julio para denunciar las cuotas politizadas de admisión a cargos públicos han escalado a niveles de violencia alarmantes, dejando un saldo de al menos 77 muertos en un solo día de protestas. Los habitantes exigen la dimisión de la primera ministra, Sheikh Hasina, en una de las jornadas más mortíferas desde el inicio de las manifestaciones. Los peores disturbios a los que se ha enfrentado Hasina en sus 15 años en el poder se han visto reflejados en enfrentamientos entre manifestantes y partidarios del gobierno, con un total de 283 muertos desde el inicio de las protestas.
Según informes policiales y médicos, al menos 14 policías se encuentran entre los fallecidos, con 300 agentes heridos en los choques. La violencia alcanzó su punto máximo cuando los manifestantes atacaron a los agentes y asaltaron una comisaría en la localidad de Enayetpur, en el noreste. El portavoz de la policía, Kamrul Ahsan, instó al gobierno en funciones a retirar de inmediato las fuerzas armadas de las calles, mientras que exoficiales de alto rango condenaron los «atroces asesinatos, torturas, desapariciones y detenciones masivas» durante las protestas.
Tensiones y acusaciones contra el gobierno de Bangladesh
La situación se ha vuelto cada vez más tensa, con acusaciones de que el gobierno está utilizando las instituciones del Estado de manera indebida para consolidar su poder y reprimir a la oposición, incluso recurriendo a ejecuciones extrajudiciales, según diversos grupos de derechos humanos. Las manifestaciones, que comenzaron con una movilización estudiantil contra una norma que otorgaba privilegios a los hijos de veteranos de guerra para acceder a empleos públicos, suavizadas pero no anuladas por el Tribunal Supremo, han evolucionado en una lucha más amplia contra el gobierno de Hasina.
Los manifestantes exigen cambios significativos en la política y el gobierno, mientras que la violencia continúa cobrando vidas. En un país donde la democracia y los derechos humanos están en entredicho, las protestas en Bangladesh han dejado una estela de muerte y destrucción, con el deseo de un cambio profundo en el sistema político y social del país. La presión sobre el gobierno de Sheikh Hasina es cada vez mayor, con un pueblo cansado de injusticias y abusos que clama por justicia y libertad.
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