Lula refuerza lazos con Rusia

En una visita cargada de simbolismo y geopolítica, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva reafirmó su compromiso de fortalecer la «asociación estratégica» con Rusia, en una reunión cara a cara con el mandatario ruso Vladimir Putin en el Kremlin. El encuentro, enmarcado en las conmemoraciones del 80º aniversario de la derrota de la Alemania nazi, sirvió como plataforma para que Lula trazara una hoja de ruta ambiciosa para la cooperación bilateral, desmarcándose de la influencia de potencias occidentales como Estados Unidos.
“Mi visita aquí es para fortalecer y reconstruir nuestra asociación estratégica”, afirmó Lula con énfasis ante Putin, en declaraciones que resuenan tanto en Brasilia como en los centros diplomáticos del mundo. La frase no es casual: se da en un contexto internacional de realineamientos geopolíticos y mientras Brasil ejerce la presidencia pro témpore del grupo BRICS, que ahora incluye a nuevos países en su órbita, consolidando una plataforma de diálogo alternativo al G7.
La reunión entre ambos mandatarios no solo destacó la voluntad de cooperación, sino también el rechazo tácito —y explícito— a ciertas políticas del hemisferio norte. Lula arremetió contra las medidas arancelarias del presidente estadounidense Donald Trump, acusándolas de atentar contra los principios del libre comercio y el respeto a la soberanía nacional. “Los aranceles estadounidenses socavan unilateralmente la gran idea del libre comercio, socavan el multilateralismo, y a menudo socavan la soberanía de los países”, señaló con dureza.
Ejes de cooperación: defensa, tecnología y energía
Durante su visita, Lula delineó los pilares sobre los cuales busca edificar esta nueva fase de la relación con Rusia. Áreas como defensa, exploración espacial, investigación científica, educación y energía figuran como prioridades estratégicas para Brasil.
“Nos interesa discutir en profundidad la cooperación en defensa, el área espacial, la ciencia y tecnología, la educación y, sobre todo, la cuestión energética”, declaró Lula. Estas declaraciones apuntan a una diversificación de las alianzas de Brasil, buscando oportunidades de transferencia tecnológica, desarrollo conjunto y soberanía energética en medio de una transición global hacia fuentes más limpias.
Putin, por su parte, elogió los avances logrados en los últimos años, destacando que ambos países “han conseguido trabajar mucho para fortalecer las relaciones”. El líder del Kremlin ve en Brasil no solo un aliado económico y diplomático, sino también un actor clave para consolidar un nuevo orden multipolar que reemplace la hegemonía occidental.
Un equilibrio diplomático en un mundo en tensión
La visita de Lula a Moscú también puede interpretarse como un delicado ejercicio de equilibrio diplomático. Aunque Brasil ha evitado respaldar abiertamente la ofensiva rusa en Ucrania, tampoco se ha alineado con las sanciones occidentales. Esta postura ha generado críticas, pero también ha reafirmado el deseo de Lula de mantener una política exterior autónoma y orientada al diálogo multilateral.
Desde su regreso al poder, Lula ha intentado posicionar a Brasil como un puente entre bloques, promoviendo una visión de cooperación Sur-Sur y abogando por una gobernanza global más inclusiva. Su presencia en Moscú, con un discurso crítico hacia Estados Unidos y abierto a la cooperación con Rusia, refleja ese esfuerzo por reposicionar al país como un actor relevante en los grandes temas internacionales.
BRICS: el nuevo escenario de poder
Como presidente actual del grupo BRICS, Lula tiene además la tarea de fortalecer la cohesión de este bloque que busca ofrecer una alternativa al dominio occidental. La inclusión reciente de nuevos miembros como Egipto, Irán y Emiratos Árabes Unidos es señal del interés global por este eje geoeconómico.