En un movimiento que ha generado controversia y críticas, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha intensificado sus esfuerzos para trasladar a migrantes desde la frontera sur de Estados Unidos hacia ciudades con gobiernos demócratas en todo el país. El primer vuelo, que transportó a más de 120 migrantes, despegó de El Paso y llegó a Chicago el martes pasado.

Esta escalada en la operación de traslados en autobús del gobernador Abbott ha llevado a más de 80.000 migrantes hacia diversas ciudades desde el año pasado. Sin embargo, este nuevo método de transporte en avión representa un nivel aún más alto de desafío a las políticas migratorias del presidente Joe Biden, que busca una reforma integral y humanitaria del sistema.

Una respuesta a las medidas de Chicago

El gobernador de Texas decide enviar a los migrantes en avión una semana después de que el Ayuntamiento de Chicago tome medidas contra los traslados en autobuses, que el alcalde Brandon Johnson ha criticado fuertemente. Las sanciones en Chicago incluyen multas y la confiscación o remolque de vehículos. Ahora, las sanciones podrían ser aún más graves para los operadores de autobuses que no dejen a los pasajeros en los puntos de llegada designados y que no cumplan con los documentos que la ciudad requiere.

Las condiciones de vida y atención médica que reciben los solicitantes de asilo que llegan a Chicago son motivo de preocupación y quedaron expuestas con la trágica muerte de un niño de 5 años la semana pasada. La oficina de Johnson, alcalde de Chicago, no ha respondido a las solicitudes de comentarios sobre estos vuelos hacia su ciudad. Esta nueva estrategia de traslado de migrantes en avión ha generado un intenso debate sobre las políticas migratorias y los derechos humanos en Estados Unidos.

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