‘No somos animales’, migrantes rechazan ser encerrados en albergues en Costa Rica y Panamá
07/03/2025 - Hace 1 mes en Internacional‘No somos animales’, migrantes rechazan ser encerrados en albergues en Costa Rica y Panamá

En un pueblito del Caribe panameño llamado Miramar, un joven venezolano Luis Montilla se encuentra aguardando para pagar una lancha que lo llevará de regreso, tras no lograr entrar a Estados Unidos.
Junto a él, medio centenar de compatriotas también esperan para emprender el viaje de regreso a su país, luego de haber atravesado México y Centroamérica en un intento por alcanzar el norte.
Montilla, de 28 años, ante el citado panorama prefiere dormir en la playa a estar encerrado en los albergues de migrantes: «No somos animales», dice a la AFP.
Aunque las autoridades de Costa Rica y Panamá han anunciado planes para enviar a los migrantes a refugios en zonas fronterizas remotas, muchos como Montilla prefieren arriesgarse en el mar antes que aceptar ser trasladados a esos lugares.
La migración inversa, como se le ha denominado a este fenómeno, no es un retorno voluntario, según asegura Diego Chaves, analista del Instituto de Política Migratoria en Washington.
No obstante también explica que es el reflejo de una crisis mayor que ha dejado a miles de personas en el limbo, sin un rumbo claro. Los migrantes que han llegado a Costa Rica desde Nicaragua deben abordar un bus que los lleva al refugio «Catem», en la frontera con Panamá.
Posteriormente son trasladados a centros para migrantes en el Darién, donde duermen en barracones y son sometidos a controles biométricos, sin embargo, la abogada Gabriela Oviedo, del Centro para la Justicia y el Derecho Internacional, asegura que los migrantes son «criminalizados» y los albergues se convierten en «centros de detención».
Actualmente más de 2.200 migrantes llegaron a Panamá en febrero en este flujo inverso, lo que representa un nuevo desafío para las autoridades, muchos migrantes regresan endeudados y en un ciclo de precariedad y movilidad forzada.
A pesar de las dificultades, Montilla y sus compañeros de viaje solo buscan «ayuda para avanzar», enfocándose en su próximo destino, esta vez al sur. Mientras esperan el día para zarpar en la lancha que los llevará de vuelta a casa, saben que el camino por delante estará lleno de desafíos y sacrificios.
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