En medio de una intensa ola de calor, los residentes de Rocinha, la mayor favela de Río de Janeiro, enfrentan condiciones extremas en un intento por sobrellevar las altas temperaturas y la escasez de energía.

La reciente ola de calor ha llevado a temperaturas atípicas para la primavera austral, con sensaciones térmicas alcanzando hasta los 59.3 grados Celsius, según Alerta Río, marcando un récord desde el inicio de las mediciones en 2014.

La falta de electricidad en muchos casos agrava la situación, afectando especialmente a los barrios más pobres con alta densidad de población y viviendas precarias.

Bajo el sol abrasador, los residentes de Rocinha buscan refugio y alivio hidratándose bajo tuberías de agua fresca en lo alto de la favela.

Sin embargo, las condiciones dentro de las casas, con escaso aislamiento al calor y ventilación limitada, generan una sensación de sauna, según relatan los habitantes.

«Está muy caliente, agonizante, la luz falta a toda hora (…) Aquí, gracias a Dios, todavía hay agua. (Pero) dentro de poco se acabará», comenta Renato de Oliveira, un residente de 44 años.

Ola de calor afecta severamente a Rocinha, la mayor favela de Río de Janeiro

Rocinha, construida sobre una colina en el sur de Río, presenta calles empinadas y serpenteantes, lo que dificulta aún más la situación para sus habitantes.

Los expertos señalan que los efectos de la ola de calor son más agudos en los barrios más desfavorecidos, donde las viviendas no son adecuadas para condiciones de calor extremo.

La falta de electricidad también afecta el descanso nocturno, obligando a los residentes a dormir con puertas y ventanas abiertas para buscar alivio.

En este escenario, los habitantes de Rocinha se esfuerzan por hacer frente a las altas temperaturas, utilizando estrategias como duchas de manguera y consumiendo grandes cantidades de agua para mantenerse hidratados en medio de esta ola de calor sin precedentes.

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